Como si no fuera suficiente con el estreno del último opus de Woody Allen, estará también la más nueva de Mike Leigh, que acaba de ganar el premio mayor en Venecia. Y encima, la última de Godard. Y la más reciente de Susanne Bier, directora de Corazones abiertos, esa magnífica película danesa que pudo verse unos meses atrás en Buenos Aires. Todo eso, nada más que en el día de hoy, cuando quede oficialmente inaugurada la 52ª edición del Festival de San Sebastián. Siguiéndole los pasos a Venecia, este año el festival vasco parece venirse con todo, y no hay más que repasar el catálogo para verificarlo.
La cosa arranca fuerte, pisando el mediodía de hoy. A las 11 de la mañana será el pase de prensa de Melinda and Melinda, el nuevo Allen, quien luego de la proyección se hará presente en la sala de conferencias del Kursaal, en medio del previsible revuelo de periodistas, fotógrafos y curiosos. Tal vez la programación de una retrospectiva completa de sus películas por parte de San Sebastián sea lo que convenció a Woody de “traicionar” a su amada Venecia y presentar aquí su modelo 2004. A la noche se redoblará la locura alrededor del hombrecito de los anteojos, cuando su película se proyecte en dos salas a la vez, en lo que aquí se llama “gala de inauguración”.
Sin embargo, no son los invitados sino la programación misma del Nazioarteko Donostiarra (nombre del festival en vasco) lo que suele darle un perfil propio al famoso evento de la Concha. De aquí al sábado 25, día previsto para el cierre, se le rendirán sendos homenajes a Annette Bening y al gran Jeff Bridges. Basada en una novela de John Irving, su película más reciente, The Door in the Floor –melodrama sobre un matrimonio devastado por la muerte del hijo–, será la que clausure, fuera de concurso, esta 52ª edición de uno de los festivales más antiguos de Europa. Y por lo tanto del mundo. Dirigida como desde hace años por Mikel Olaregui, la nueva edición del Nazioarteko ha logrado alinear una muestra competitiva realmente fuerte. Hasta el punto de que habría que forzar mucho la memoria para recordar una parecida en estas costas vascas.
El cine argentino pisa firme sobre la competición donostiarra, jugando prácticamente de local con nada menos que tres películas. A El perro, la nueva película de Carlos Sorín que en la Argentina se estrenará la semana próxima, se le suman la Roma de Aristarain y la que puede llegar a resultar la “tapada” de la representación argentina: la magnífica El cielito, de María Victoria Menis. Deberán vérselas con nombres mayores del cine internacional, desde Robert Guédiguian hasta John Sayles, que presentará aquí su flamante Silver City, llena de alusiones a la política contemporánea de EE.UU. Otros competidores de temer son el británico Michael Winterbo- ttom, el serbio Goran Paskaljevic (el de Bure Baruta) y la citada Susanne Bier, que presenta su nuevo melodrama, llamado Hermanos.
Pero las tres argentinas están en condiciones de llegar a las Conchas, teniendo en cuenta que tanto Aristarain como Sorín son ganadores aquí (Un lugar en el mundo en 1992, Historias mínimas dos años atrás). Debe considerarse además que el film de Menis cuenta con una suerte de aval implícito por parte del festival, que el año pasado había presentado ya un primer corte de la película en la sección Cine en Construcción, dedicada a films en proceso de producción.
Además del nuevo Godard (Notre musique, estrenada en el último Cannes y que hoy recibirá aquí el premio de la crítica internacional a la Mejor Película del Año) y la Vera Drake de Mike Leigh (León de Oro en Venecia), la clásica sección Perlas de Otros Festivales presentará lo último de Chabrol (La demoiselle d’honneur) y House of Flying Daggers, la nueva incursión de Zhang Yimou en el género de artes marciales. Otras paralelas destacadas: Incorrect’s, recorrido a través de toda clase de películas irritativas –que incluye desde Mae West a John Waters– y la retrospectiva completa de An-thony Mann. La mesa está servida, puede decirse con pertinencia, teniendo en cuenta que esta ciudad, ubicada a orillas de la bahía homónima, es famosa en todo el mundo por las delicias de su gastronomía. Y una vez al año, también por las de su cinematografía.