Mar 09.11.2004

ESPECTáCULOS  › NUEVO PROGRAMA MUSICAL

“Acá lo importante son las canciones”

Desde esta noche, el ciclo Música para soñar cerrará la transmisión de Telefé.

› Por Cristian Vitale

Javier Malosetti y Claudio Villarruel están sentados en el mismo sillón. Se apoyan entre sí las suelas de sus zapatillas y las miden: el resultado da un dedo gordo a favor del ex bajista de Spinetta. Luego se ríen como si fueran amigos desde siempre. “Lo conocía de escuchar sus discos pero no en persona”, despista el director artístico de Telefé. Bobby Flores, que sí conoce bien a los dos, no interviene en la contienda –por obvias razones–, pero se planta como nexo entre ambos polos de un proyecto que debutará hoy, como cierre de transmisión en el canal de las tres pelotas: Música para soñar. “Si los tres, que somos gente amarga, nos pusimos de acuerdo en esto, quiere decir que todo está bien encaminado. Es milagrosa la buena onda que hay”, remarca el gerente artístico de Rock & Pop. “Este es un cóctel de lujo –agrega Villarruel–, con salir en la foto con ellos estoy listo.” Lo que mantiene expectante al trío es la inminencia de algo que definen como una “superproducción inédita en el país” en la que cada uno cumplirá un rol clave: Bobby presentando canciones, Malosetti arreglando y ejecutando versiones con una banda de jazz y Villarruel produciendo.
Música para soñar será un programa musical de ocho minutos diarios, que se emitirá de martes a viernes; se versionarán clásicos de variados estilos en un formato desestructurado y sorprendente. “La idea es tomar clásicos de tango, rock inglés, funk negro, bossa nova o folklore que estén en el imaginario de todas las generaciones y sacarles esa histeria pendeja exitista, despojarlos de durezas y dejarles la melodía, con un cantante de otro mundo que le imponga su fraseo personal”, explica Malossetti. “Acá lo importante no somos ni Javier, ni Claudio, ni yo, ni Telefé, sino la canción. El fin es que la canción supere el hecho televisivo, algo que te traslade a otro lenguaje, distinto del que se da habitualmente en el formato de la televisión, basado en cantantes de difusión o exhibición”, agrega Flores. Cada emisión comprenderá un cantante y un tema distinto, que pendulará entre The Beatles y Vinicius o Atahualpa Yupanqui y Gershwin. Entre los cantantes comprometidos para las primeras salidas aparecen Hilda Lizarazu, Kevin Johansen, Fabiana Cantilo, Emmanuel Horvilleur, Omar Mollo, Adrián Otero y Horacio Fontova. “El factor sorpresa está dado en que Omar, por ejemplo, no va a cantar tangos y Otero no va a cantar blues, porque la intención es dar otra idea del artista y de la canción. A los 45 años me estoy reencontrando con temas que no escucho hace mil. Lo mismo le va a pasar a la gente, calculo”, estima Bobby, que profundizará cada día sobre rasgos y anécdotas del tema escogido. “Los capos de Rock and Pop me planteaban qué necesidad teníamos de meternos en semejante quilombo. Para mí es una necesidad. Es un lujo meter una banda de jazz tocando temas pop en un medio que solo ofrece bailanta. No hay nada que pensar”, subraya Bobby.
–¿Cómo surgió el proyecto?
Javier Malosetti: –Un día me llaman para reunirme con estos dos señores... Claudio había flasheado con un DVD de Tony Bennett, un unplugged de jazz, con una puesta y un sonido increíbles. Me dijo que quería hacer algo así y yo acepté, pese a ciertas dudas.
–El primer reflejo es pensar “esto es una especie de Ese amigo del alma más producida”. ¿Son muchas las diferencias?
Bobby Flores: –Nosotros no somos amigos y tampoco lo estamos buscando (risas). Lo de Lito es muy valioso pero es otro palo, esto es más para el disfrute.
J. M.: –Antes no, pero ahora Lito hace su show en un teatro con público, en cambio esto es más televisivo. No tratamos de hacer un registro de un recital sino de involucrar a la música en el concepto de programa televisivo.
–¿Por qué Música para soñar?
Claudio Villarruel: –Porque mi sueño desde que comencé en el canal fue hacer algo así por el prejuicio que tienen ciertos músicos respecto de la tele. Por eso me interesa que prime la excelencia. Nunca se hizo un programa así en la televisión argentina. No hay necesidad de tener figuras rutilantes; somos instrumentos en pos de una idea.
–¿No les parece arriesgado encarar un proyecto de “excelencia musical” en televisión abierta?
B. F.: –Y... estás como muñeco de kermesse con 20 tipos con las tres pelotas apuntándote, pero hay equipo. En lo personal he tenido ofertas para hacer 70 pelotudeces, pero en este caso lo conozco a Claudio y sé cómo se maneja. Yo pongo la cara, ok, pero sé que detrás hay una cosa de amianto que no se ve, pero que me cubre. Personalmente no lo tomo como un riesgo, porque el valor de la canción está por sobre todo.
–¿Y en términos de demanda?
C. V.: –El programa no está pensado en función del rating. Además, generalmente se subestima mucho al público. Muchos dicen “vamos a darle milanesas con papas fritas, que es lo que le gusta”, pero si a las milanesas le ponés una ensaladita, el público también come. Yo tengo cero prejuicio.
B. F.: –La verdad es que después de ver cómo está encarada la cosa, tuve que cambiar todos los preconceptos que tenía acerca del show televisivo musical.
–¿Preconceptos, incompatibilidad entre “música no complaciente” y televisión?
B. F.: –En principio creo que son compatibles. Hay casos en el mundo que lo demuestran. El show de Jools Holland es el paradigma de lo bien que se puede llevar la televisión como medio que se mete en la casa de todos con tipos que saben lo que hacen. Es cierto que acá, en Argentina, no se da de esa manera. Y no sé por qué, francamente. Ojalá que a partir de esto surjan propuestas así y la TV se convierta en un medio como la radio.
–Sería como volver a la teoría “feliz” de Mac Luhan...
B. F.: –No sé. La televisión está demostrando que las teorías ochentosas como la de Apocalípticos o Integrados de Umberto Eco cuando decía que dentro de 20 años la TV no iba a reflejar la realidad sino que la iba a generar, se están cumpliendo. Recuerdo que en los ‘80 yo decía... mirá qué viejo pelotudo. Me equivoqué.
–¿El fin último es entretener o formar? ¿Para dónde se inclina la balanza?
B. F.: –Nosotros estamos en Palermo, que parece un pedazo de California en Buenos Aires, pero gran parte de la sociedad no accede a cierto material por falta de espacios. Sería al pedo desperdiciar éste e impedir que la gente conozca algún tema poco difundido de Oasis, por ejemplo. Creo que poder compartir música con todos es lo más importante.
C. V.: –Además, por el lugar privilegiado que ocupamos en la sociedad creo que tenemos el deber ético de devolverle al país algo de todo lo que nos dio. Yo me eduqué siempre en escuelas públicas y soy producto de esta sociedad y, el hecho de ocupar un lugar de decisión importante me induce a devolver algo de lo que la sociedad me dio. Qué mejor que hacerlo ofreciendo buena música con el cuidado y el respeto que ésta merece.

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