Lun 03.01.2005

ESPECTáCULOS  › CRIMEN FERPECTO, DE ALEX DE LA IGLESIA

La historia de un tipo que se hace a sí mismo el amor

La última película del director bilbaíno relata con agudeza las peripecias de su protagonista, un presunto ganador que no es tal, pero la trama se va desdibujando y se complica.

› Por Martín Pérez

A comerse el mundo. Eso es lo que sueña con hacer Rafael, un tipo tan pagado de sí mismo que no puede estar en una película sin hablarle a la cámara. Ambicioso y seductor, Rafael hace el amor consigo mismo y luego se lo hace a todas las empleadas de su feudo personal, el sector femenino de un megacentro comercial. Porque allí es donde brilla este pequeño astro de interiores, que sueña en realidad con superar los límites de su pequeña aunque muy bien llevada sección y reinar sobre todo el shopping. Eso es para Rafael comerse el mundo, aun cuando él mismo lo diga con mucha más gracia y en primera persona. El único obstáculo entre Rafael y su ambición es Don Antonio, el jefe de la sección señores, con quien competirá por su puesto soñado en la cuenta de las ventas del último mes del año. Cabeza a cabeza, Rafael y Don Antonio pondrán todo de sí –y de sus empleados– para, justamente, comerse su mundo. Pero esta trama es apenas el comienzo de la última película de Alex de la Iglesia. Porque algo saldrá mal, y luego aún más mal, y más tarde las cosas irán aún peor, hasta que Antonio deba buscar la perfección en el crimen. O, mejor dicho, la ferpección.
Con un comienzo como Alfie, algunos atisbos de Hitchcock y un espíritu permanente de Berlanga, y un final a pura llama de anticonsumismo, Crimen ferpecto regresa a Alex de la Iglesia al territorio de La comunidad, su película más exitosa, más celebrada y también más limitada. Luego de haber mostrado el corazón en el fracaso comercial de la encantadora 800 balas, De la Iglesia vuelve a encerrar a sus personajes en un reino que es a la vez mazmorra, aquella vez en ese demoníaco edificio del tesoro, aquí en un centro comercial que encarna toda la ambición y la condena de su protagonista, un donjuán que se presume ganador pero se derretirá ante el primer percance y no le quedará otra opción que entregarse de pies y manos en brazos de su peor pesadilla. Con un asesinato accidental, un favor disfrazado de chantaje que conduce a un crimen casi en defensa propia y un incendio final que terminará de mezclar todas las bazas, Crimen ferpecto tal vez sea la más ferpecta, justamente, de todas las películas de Alex de la Iglesia.
Su comienzo es intachable, de una contundencia ejemplar y una cantidad de guiños que hará que los fanáticos del director bilbaíno celebren el regreso a su mejor forma. Allí se cuenta la disputa de Rafael con Don Antonio, al tiempo que se presenta el funcionamiento del feudo comercial. Es raro ver a la cámara de Alex de la Iglesia ponerse tan decididamente del lado de un ganador, pero rápidamente se sabrá la razón: es que el ganador en realidad será el perdedor de toda la película, sojuzgado por la más fea de sus empleadas en la sección femenina, la única capaz de llevar a buen término el plan de apuro ideado para deshacerse de Don Antonio, la única a la que Rafael no ha invitado a una noche de sexo en el shopping. Rafael quedará bajo el pulgar de Lourdes por el resto de la película, y es desde allí abajo que comenzará a nacer el plan para desaparecer de esa vida, mientras lo mejor y lo peor del cine de Alex de la Iglesia confluirán durante el resto de la película. Por un lado, creando pequeños momentos de bestial y terrorífica cotidianidad, tanto con la familia de Lourdes (los desplantes de su hermana menor son de lo mejor de la película) como con el fantasma de Don Antonio. Pero también enfrascándose en mil y una explicaciones y subtramas que no harán más que ir diluyendo la contundencia de la película. O, lo que es mucho peor, haciéndola cada vez más flagrante y obvia.
Apoyándose sin dudarlo en los hombros de una pareja protagónica que debe cargar con toda la película, Crimen ferpecto sería imposible sin Guillermo Toledo como Rafael (es imposible no ver el comienzo de la película e imaginar en ese papel a quien De la Iglesia había imaginado en un comienzo, Ricardo Darín). Y aún más imposible sin Mónica Cervera como Lourdes, esa víctima de la sociedad de consumo devenida súbitamente en reina de su propio destino. Y también del de Rafael, aunque esto a él no le haga ni la más mínima gracia.

Crimen ferpecto
España, 2004.

Dirección: Alex de la Iglesia

Guión: Jorge Guerricaechevarrí y A. de la Iglesia

Fotografía: José L. Moreno

Edición: Alejandro Lázaro

Música: Roque Baños

Intérpretes: Guillermo Toledo, Mónica Cervera, Luis Varela y otros.

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