Gabriel Schultz y José María Listorti son conscientes de que lo suyo no será una tarea para nada fácil. No sólo porque ninguno de los dos trabajó alguna vez como parte de una dupla de conductores, sino fundamentalmente porque deberán reemplazar al frente de Televisión registrada a Fabián Gianola y Claudio Morgado, el dúo que manejó los hilos del ciclo humorístico desde su nacimiento, en septiembre de 1999. Una dupla que le había dado una identidad y un sello propios a un ciclo que no es otra cosa que un divertido y sarcástico repaso sobre lo que ocurren en los medios de comunicación nacionales, haciendo hincapié en las contradicciones de las celebridades y los políticos, desenmascarando los discursos y escándalos, sean reales o ficcionalizados. La séptima temporada de TVR trae entonces nuevas caras para una tarea que no goza de la simpatía de la industria. “No vamos a reemplazar a nadie: al cambiar las dos figuritas, cambiará también el estilo de la conducción”, aclaran a dúo.
Finalizada la era Morgado-Gianola, la versión 2005 de TVR trae aparejada la renovación de las caras visibles del ciclo producido por PPT. Aunque los nuevos aclaren una y otra vez que no reemplazarán a nadie, lo cierto es que cada uno cumplirá un rol dentro de la estructura del ciclo de acuerdo a sus personalidades. A grandes rasgos, puede decirse que no es casualidad que Listorti se vea “como Gianola” y Schultz “como Morgado”. Amparado en los numerosos años formando parte de las huestes de Marcelo Tinelli, Listorti cultiva un perfil más popular, mientras que a Schultz se le reconoce una dichosa capacidad de combinar, en igual dosis, reflexión y gags. Hay un cambio generacional visible entre la dupla saliente y la entrante.
La llegada a TVR no es sólo un cambio en su vida profesional: es, sobre todo, un cambio de perfil para ambos conductores. Schultz dejará a un lado el rol de conductor persuasivo en ¿Qué sabe usted de televisión? o los informes en la calle de Argentinos, somos como somos, para calzarse el traje impune de quien baja línea crítica, con lengua filosa, contra el mediático o el político de turno. “Voy a decir –argumenta– lo que pienso con humor, desplegando un poco más la reflexión. TVR levanta el dedo, pero no a la TV en sí sino a un programa o a un personaje en especial. El eje es mostrar a esa gente que va cambiando de ideas en cuestiones que no debería cambiar. Más que un espacio crítico, TVR me parece reflexivo.”
Por el contrario, Listorti será el encargado de gatillar los gags, más livianos que la diatriba crítica de su coequiper. Aunque, piensa, el tiempo definirá los roles. “Al principio me tengo que cuidar de ir formando de a poco una opinión. El editorial surgirá de a poco con el tiempo. No es tan fácil opinar de todo de un día para el otro: eso es muy argentino”, dice Listorti, que debutará como conductor tras casi una década en Videomatch. ¿Qué va a pasar, ahora, cuando tenga que criticar a su ex jefe y ex programa? “Es –dice– parte de este circo, del laburo. A mí también me sacaron el cuero desde TVR por las cámaras ocultas. Y me la banqué, me cagué de risa. Cuando no lo tomás con humor, hay enojo. Videomatch también hizo sátiras de casi todos los programas. Lo que destaco es que se critica hasta a los mismos del canal: nadie tiene coronita. Ni Rial, ni Mirtha, tampoco Marcelo.”
Ninguno de los dos quiere definir esta nueva etapa como un “desafío”, pero ambos destacan la importancia que tiene conducir un ciclo que lleva muchos años en pantalla. “Estamos entrando a un clásico de la TV, una oportunidad única. TVR ya es un clásico de la TV. Los siete años de permanencia lo convierten en un clásico de acá a la China. El tema es si los conductores nuevos vamos a poder sostenerlo...”, señala Schultz, con la ironía que lo caracteriza, y que empezará a gatillar en poco tiempo.