ESPECTáCULOS
› DIEZ ESPECIALISTAS EN GENERO OPINAN
SOBRE LOS ESTEREOTIPOS TELEVISIVOS FEMENINOS
La pantalla sigue usando slip o boxer
En el Día Internacional de la Mujer, especialistas en género analizan como espectadoras qué figuras o personajes televisivos eligen para criticar o destacar. Salvo algunas excepciones, siguen predominando las gatitas.
› Por Julián Gorodischer
Mujeres que hablan fuerte y nunca impostan ese tonito. O chicas que refundan una antropología del levante en bares y discos. ¿O por qué no destacar a la tilinga Chichita de Los Roldán con permiso para el amor libre? “Yo no tengo favoritas”, responden al principio diez investigadoras de Estudios de Género ante la consulta de Página/12 para celebrar, con una encuesta, el Día Internacional de la Mujer. Serán levemente displicentes y con tendencia a la diatriba antipublicitaria, pero después –algo inducidas– compondrán El Ranking. Hilan fino y recuerdan a la periodista que les gusta (casi siempre Mónica Gutiérrez), a la sexóloga que populariza la vulgata sexual (Alessandra Rampolla, de Cosmopolitan TV) o a la troupe de erotómanas con imitadoras de 30 en la vida real (Carrie y compañía, de Sex and the City). Alguna más incorrecta menciona a Chichita (Andrea Bonelli, en Los Roldán), y otra se les anima a las chicas de la novela Machos (por romper una tradición de sometidas). Hasta Canela aparece homenajeada por “hacerlo antes que todas”. También dirán que la tele las ubica en una banqueta con poca ropa (en Polémica en el bar), que las reduce a los roles de ficción de la engañada o la engañadora, o las acerca al estereotipo de la loba o la mansita. Lo que sigue es a la vez un homenaje y una queja. ¿Qué triunfa?
- Haydée Birgin, presidenta de Equipo Latinoamericano de Justicia y Género: “La Rampolla no aporta”. Alessandra Rampolla, la sexóloga de Cosmopolitan TV, no me interesa: la sexualidad no puede ser una cosa reglamentada con pautas para gozar. Debe ser más amplia, garantizando que el disfrute de cada uno pueda tener manifestaciones distintas. Sex and the City, por contrapartida, me divierte: me gusta la irreverencia de plantearse con tanta naturalidad los estereotipos posibles de mujeres. Es un programa que hace pensar y no baja línea. Uno tiene que apostar al arte que genera cuestionamientos, dudas e incertezas para que cada cual haga con eso lo que quiera.
- Daniela Gutiérrez, investigadora de Flacso: “Carrie habla como un varón gay”. La mujer que me gusta es Alessandra Rampolla porque es serena, un interesante modelo femenino que no abunda. Por lo general, el sexo televisivo es exaltado, caliente y al palo. Pero Alessandra tiene una dosis justa de la doxa (la opinión de la calle), y no necesita mostrar siempre que sabe más. Casi siempre, para escuchar a un especialista necesitás el diccionario. Para la gente con la que Alessandra se vincula, es bueno no sentirse menospreciado: tiene una distancia óptima. No me gustan las chicas de Sex and the City, porque descubrí que tienen el modo de hablar de los varones gays: se expresan como los tipos gays sobre el sexo, apetecen como hombres, no como mujeres. El modelo de lo femenino, cuando se quiere contraponer a lo clásico, resulta “una malita”, con lo peor de lo femenino. El discurso de la liberación de la mujer de clase media alta da como de tipo.
- Beatriz Cohen, socióloga: “No aparecemos si no estamos desnudas”. Me interesa recordar el modelo de Canela, porque era de interés público. Y porque sus programas estaban destinados a formar y no a deformar, y tenía una relación muy sensible con la audiencia: trataba de estimular el concepto de responsabilidad pública. Algo de esa continuidad podría encontrarse en Mónica Gutiérrez, con larga trayectoria en la TV: es inteligente, ágil, fomenta el debate político desde principios de la democracia. Me gustaría que pusiera más énfasis en la cuestión de género pero, donde apunta, pone muy bien la mirada. ¿Lo que me molesta? Cuando dejan a las mujeres puestas en un lugar espantoso en programas de debate masculino con una señorita que siempre está poco vestida, como sucede en Polémica en el bar.
- María José Lubertino, directora del Instituto Social y Político de la Mujer: “Mónica Gutiérrez no es un complemento”. Yo destaco en la TV a Mónica Gutiérrez, y la elijo porque, a pesar de que muchos de los noticieros han desperfilado a las mujeres como un complemento del varón (principal anunciador de las noticias), ella ocupa un espacio con peso propio. A pesar de los condicionamientos, ha mantenido la objetividad: editorializa con una mirada que da cuenta de la perspectiva de género. Lo que no me gusta es el caso patético de Polémica en el bar, donde la sientan en la mesa como un relleno secundario, víctima de comentarios desafortunados que no le permiten ni derecho a réplica. Sólo como un decorado para mostrar un lindo vestido.
- Marcela Bordenave, dirigente de la Unión de Mujeres de la Argentina: “Liliana López Foresi sabe dar pelea”. La TV suele dedicar a la mujer el rol de la sometida a la dominación machista: la que engaña o la engañada. Sólo unas pocas hacen otra cosa, como Liliana López Foresi, que aborda los problemas desde una perspectiva de género, se acerca a la realidad desde una mirada de mujer y sabe dar pelea. La publicidad, por lo contrario, me parece terrible: se vende el producto a través del cuerpo femenino. ¿Un ejemplo? El hombre siempre engancha una linda mina junto con el producto. Pero el aviso nunca es representativo de la mujer. Sólo por tomar Gancia, una mina no se va a conseguir un buen macho. Pero sí a la inversa.
- Irene Meler, psicóloga y especialista en género: “Falta una mujer activa y autónoma”. Lógicamente me gustaría ver en la TV el modelo de una mujer activa, autónoma, que haya logrado una paridad con el varón y pueda tener al mismo tiempo una relación de pareja satisfactoria, una vida familiar estable y consolidada. Sería una mujer que logre conciliar su vida emocional con el desarrollo en el mundo público. Pero es difícil verla, porque los patrones de relación erótica se basan en la dominación masculina. Y las que lograron autonomía y lucidez tienen dificultades para conservar parejas y familia.
- Eleonor Faur, dirigente del Equipo Latinoamericano de Justicia y Género: “Hay pocas mujeres protagonistas”. Me gusta Mónica Gutiérrez porque es clara, respetuosa con los entrevistados, pero a la vez es aguda en su reflexión política y valiente en los temas que trata. Hay poquísimas mujeres en roles protagónicos: los lugares jerárquicos son ocupados por varones, y la TV termina reflejando eso. Las mujeres quedan relegadas a los canales de cable marginales, o como decorado en programas conducidos por hombres.
- Diana Maffía, directora académica del Instituto Hannah Arendt: “Destaco el equilibrio de Luisa Valmaggia”. Ella me parece una tipa equilibrada, inteligente y nunca agresiva. Hay modelos de identificación para distintos tipos de perfil, pero por lo general son deplorables. Son referentes limitados, con proyectos de vida estereotipados, partícipes de un costumbrismo de una vulgaridad desesperante. No se puede hablar de ficción; la verdadera ficción tiene que dar otro tipo de apertura.
- Cristina Fridman, directora del Centro de Educación, Terapia e Investigación en Sexualidad (Cetis): “Hay estereotipos que no dañan”. Las chicas de Sex and the City son estereotipos de roles de mujer del tipo chica Cosmo, que representan ciertas pautas convencionales a seguir. Pero no dañan: llevan a la gente a pensar sobre su propia sexualidad, ayudan a recrear una sexualidad aggiornada de problemática urbana. Estimulan a mirar un pedazo de tu vida, no más que eso; permiten pensar sobre sí. No me gustan aquellos guiones hechos por varones, en donde la mujer se siente maravillosamente bien sometida a maltratos o siendo objeto, como suele suceder en la novela centroamericana. Quiero que se adueñen de su proyectode vida, que sean respetuosas del proyecto del otro, no atropelladoras pero sí solidarias, y que sepan abrirse camino sin violencia.
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