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Los atributos del goleador
Cuando un goleador vuelve a un seleccionado después de una lesión, tiene una sola obligación: mandarla a guardar. Eso hizo Marcelo Tinelli, el lunes por la noche: jugó, en una cancha embarrada, el partido que de él se esperaba, y mandó la pelota a guardar un montón de veces. Tantas, según las mediciones de rating, que el programa que venía rompiendo todo este año, una comedia costumbrista futbolera, se apichonó al máximo. Los goleadores, dice la sabiduría futbolística, no sirven sólo por lo que producen sino también por el miedo que meten a los rivales. Con los 40 puntos de Tinelli el lunes, Telefé sumó al fin de la jornada 11.4 de promedio contra 10.4 de Canal 13 y se impuso por la friolera de 10 puntos en el prime time, el horario central de competencia, el de la noche, en el que venía perdiendo por goleada este año.
Los goles no se explican, se hacen. Los goles errados no se corrigen con el telebeam. Los jugadores son de primer nivel cuando rinden en los partidos importantes, y ante cualquier rival. Martín Palermo era una estrella del torneo local, pero cuando erró tres penales ante Colombia en una Copa América, jugando por fin en el seleccionado argentino, una parte de su destino estaba sellado: no pertenecería a la elite de aquellos que no defraudan cuando las papas queman. Hoy, cuando apenas se destaca en un equipo de mitad de tabla en España, y nadie lo reclama para el plantel del Mundial, queda claro que fue una especie de espejismo colectivo haberlo creído un diferente. Los diferentes pueden errar un penal, pero cuando te descuidás le amargaron el día al adversario.
Las imágenes futboleras no son accidentales para hablar de Tinelli, que alguna vez fue un jugador y ha trasladado a su carrera televisiva numerosos códigos de los vestuarios. De hecho, en el mejor de sus sueños, se lo vio en el programa del lunes con la 10 de San Lorenzo en la espalda, haciendo un gol con el que se ganaba un campeonato. Porque piensa como el jugador que fue –que es– cuando la sensación de haber jugado un partido histórico era evidente en el estudio, hacia la medianoche, Tinelli paró la pelota y hablándole a su equipo, le habló a la televisión toda. “Hemos jugado un gran partido, pero aquí lo que importa es salir campeones”, dijo. Ley del fútbol, ley de la televisión: el partido que importa siempre es el que viene.