ESPECTáCULOS
› “MALVINAS: LA GUERRA INTIMA”, HOY EN TELEFE
Con la voz de los soldados
Producido por Cuatro K, el documental les da protagonismo a los testimonios de quienes pelearon en las islas en 1982.
› Por Emanuel Respighi
La escena es triste y conmovedora. Un grupo de ex combatientes de Malvinas escuchan a un compañero entonar a capella el tango Volver, en silencio y con la mente viajando por sus propios recuerdos y tormentos. Nadie habla, pero no hace falta: el brillo de los ojos de cada uno de los héroes de esa guerra absurda, orquestada por genocidas de codos empinados, dice mucho más de lo que podría expresarse con palabras. Son miradas perdidas, sin rumbo, como si aún escuchasen el tronar de las bombas británicas cayendo a su alrededor, en medio del hambre y el frío a los que fueron expuestos cuando adolescentes por Galtieri & compañía. Nadie llora, pero tampoco sonríen, aún estancados en imágenes y sensaciones que nunca hubieran querido vivir. Se trata de una de las tantas escenas de Malvinas: la guerra íntima, el documental producido por Cuatro Cabezas que Telefé estrena esta noche, a las 23.
Alejado de toda pretensión historicista, Malvinas... no es un documental más sobre la guerra de 1982. Corriéndose del análisis político y bélico tantas veces realizado sobre el conflicto con Gran Bretaña, el documental prefiere detenerse en las secuelas que dejó esa guerra entre los ex combatientes. Un lugar común pero que, a razón de verdad, nunca fue muy profundizado por la industria audiovisual. “Nuestra idea –explica Cune Molinero, productor ejecutivo– era tratar de contar la otra parte de la guerra, tal vez la peor, que es la de mostrar la forma en que esa experiencia impactó en la vida de los ex combatientes. Y descubrimos que no a todos les pegó de la misma manera: están los que quedaron con consecuencias físicas y psicológicas muy severas, y algunos pocos que pudieron reinsertarse en la sociedad y desarrollarse plenamente en alguna profesión. Tratamos de reflejar cómo vivieron la guerra y cómo viven ahora desde su propia voz.”
Por medio del relato de varios ex combatientes argentinos, el documental reconstruye los distintos momentos por los que tuvieron que pasar los que, voluntaria o involuntariamente, fueron protagonistas de la guerra en 1982. La convocatoria militar de los conscriptos, la llegada a las islas, la tediosa espera en medio del frío, el hambre y los castigos impartidos por los oficiales, los primeros combates y, por último, el posterior e indiferente regreso al país. Un documento conmovedor que avanza a través de los testimonios de ex combatientes, a punto tal que Malvinas... prescinde de la voz en off del locutor que suele acompañar al género. “Decidimos no incluir la voz de un locutor porque los testimonios eran tan fuertes, tan crudos, y contaban cada uno de los detalles vividos, que nos parecía inapropiado sumar otra voz al relato”, explica Molinero. Malvinas... es el quinto documental sobre historia argentina que la productora de Mario Pergolini y Diego Guebel emite por Telefé, después de la proyección de Mundial ’78: la historia paralela, 20 de diciembre, AMIA 9:54 e Hijos del dolor, nietos de la esperanza.
A lo largo del programa, los testimonios se entrecruzan con anécdotas y vivencias que lo único que hacen es remarcar la desprotección que tuvieron los soldados argentinos de parte de la dictadura militar que por entonces presidía el país. Una serie de relatos fuertes que dejan constancia de las atrocidades de una guerra que dejó entre los argentinos un saldo de más de 650 muertos, 1657 heridos y unos 350 ex combatientes que se suicidaron en los últimos 23 años.
Uno de los momentos más conmovedores del documental es, sin duda, el regreso a las islas Malvinas de José Rocchio y Alberto Altieri, en junio del año pasado. Allí, los ex combatientes no sólo comparten la conmemoración que cada 14 de junio los kelpers realizan para recordar el fin de la guerra, sino que también recorren el cementerio de los soldados argentinos emplazado en la isla, en busca de nombres y recuerdos conocidos. Un recorrido que tiene como destino las trincheras del Monte Longdon, que los cobijó durante los más de dos meses que duró la guerra. Allí, los hombres no sólo se reencuentran con un lugar que sólo conocían con el contexto de bombas, hambre, frío y miedo, sino que también se encuentran –en una mezcla de sorpresa, alegría y melancolía– con una bala olvidada, una manta maltrecha y una húmeda revista Patoruzú. Viejos recuerdos de una guerra que, pese al paso del tiempo, aún atormenta el corazón y la mente de muchos argentinos.