Lun 18.07.2005

ESPECTáCULOS  › QUIQUE SINESI ACTUARA MAÑANA EN EL
TEATRO PRESIDENTE ALVEAR

Historias locales de un trotamundos

El guitarrista presentará su último disco, Cuentos de un pueblo escondido. Sinesi, que gira constantemente por festivales europeos, cuenta cómo concibió un puñado de piezas instrumentales en una pequeña localidad de la provincia de Buenos Aires.

› Por Cristian Vitale

Jugando con palabras para definirse, Quique Sinesi da en el blanco: “Soy un músico trotamundos”. Seguramente está tratando de entenderse y darse a entender. Tal vez cree que es una necesidad imperiosa la de presentarse así ante sus coterráneos: músico de trascender agitado en el exterior, suele pasar meses, solitario, girando por festivales internacionales de guitarra –a veces Italia, otras Holanda, casi siempre Alemania–; compartiendo grabaciones con el legendario saxofonista estadounidense de 81 años Charlie Mariano; grabando el Concierto de bandoneón, guitarra y orquesta de Astor Piazzolla junto a la Sinfónica de Berlín o intercalando talentos con Walter Castro, Pablo Ziegler o Marcelo Moguilevsky. Pero sus apariciones en Argentina, al menos en los últimos cinco años, fueron a menudo intermitentes, fugaces. Tal vez por ello, su nombre no resuene con la fuerza que amerita más allá del universo de los músicos, o de algún que otro melómano seguidor. Pesa, también, el hecho de que de la mayoría de sus últimos discos solo o acompañado –Microtangos, Color Cielo, etc.– no fueron editados en el país. ¿Causa propia o ajena? “Un poco de las dos –responde–, por un lado yo no puse la energía para que suceda más seguido. Aunque por otro lado, estuve mucho tiempo tratando de editar discos que había grabado en Europa, presentando cosas en algunos sellos y no hubo caso: es verdad que el mercado requiere cierta música y relega otras.”
–¿En Europa es distinto?
–No sé. Yo creo que es una cuestión de suerte, de dar con la persona indicada. Los discos que grabé con Ziegler y Mariano se editaron enseguida allá, pero éste, como fue grabado en un sello chico que dejó de existir, se retrasó inclusive en Alemania. Igual, apunto a poder editar más cosas acá, y con más continuidad.
El disco al que se refiere Sinesi es Cuentos de un pueblo escondido, editado recientemente en Argentina a través del sello Aqcua Records y próximo a mostrarse en vivo: mañana en el Teatro Alvear, donde el músico también tiene la intención de invitar gente para reflotar al legendario grupo Alfombra Mágica. “Voy a mezclar, voy a tocar un poco solo y otro rato con invitados”, prevé. El hecho principal, de todos modos, será presentar Cuentos..., un trabajo intimista, bello y sosegado, integrado por temas instrumentales compuestos y tocados solo por él, cuyos lineamientos principales quedan establecidos desde el título: el guitarrista concibió la parte gruesa de Cuentos... en un pequeño pueblo cercano a Mercedes, provincia de Buenos Aires. “Más allá de las 17 canciones que hay en el disco, la parte esencial está integrada por cuatro de ellas, que compuse especialmente para charango con una afinación especial e inspirada en ese lugar. Realmente sintiendo cada pequeña historia”, explica, refiriéndose a cuatro hermosas piezas de charango que en efecto concatenan una minihistoria no cantada: Voces tempranas, Tormenta de ilusión, Despertando de otro sueño y El colibrí entre los sueños.
–En Voces tempranas no hay mucho que explicar: refleja la mañana, los sonidos de los pájaros y los animales del alba en el campo. Pero con Tormenta de ilusión, la cosa se complica –sostiene.
–¿Por qué?
–Porque tiene un doble sentido, aunque más que nada representa... –se detiene, y repiensa lo que iba a decir–, a veces uno está acostumbrado al ruido y a todo lo que viene de afuera, o sea a la información y los estímulos. Pero cuando te parás y te posás en un lugar tranquilo, te llegan otros ruidos: esos que están dentro. Son como tormentas que no sabés cómo controlar. Afloran diferentes energías, sentimientos que te pasan por dentro en algunos momentos.
–Despertando de otro sueño es el tema que sigue, ¿cómo se une a lo que está describiendo?
–Es que esa tormenta es tan real, tan fuerte que te asusta. Parece que los árboles se van a caer y lo mismo pasa interiormente. Entonces, “despertar de otro sueño” implica que la tormenta pasa y que después uno ve todo con otros ojos.
–¿Qué connota el hecho de que el charango aparezca más punteado en El colibrí entre suspiros, que sería el último fragmento de su particular cuentito musical?
–Le quise dar una impronta más vertiginosa a la música y por eso no rasgueo el charango, lo punteo. Lo pienso como si fuera una guitarra, incluso traté de liberarme de la cosa estilística y por momentos puede aparecer como una milonga o un candombe.
–En Candombe del Arco Iris usa la guitarra española de siete cuerdas. ¿Le resultó cómodo adaptarla al género?
–Sucede que desde que toco guitarra de siete cuerdas se me amplía una posibilidad más en los bajos: además me interesa mucho la música con elementos rioplatenses. Tengo el ritmo de los tambores en la cabeza y trato de acercarme a esa música, pero con libertad. Tampoco es que me propongo mantener una fórmula tradicional, más bien lo utilizo como un punto de partida.
–Igual, el efecto percusivo está logrado sin ellos.
–Habitualmente, cuando toco solo me interesa mucho usar la guitarra percusivamente, golpeándola. Es parte de mi estilo.
–¿Por qué no aparece ningún tema cantado?
–No descarto que lo vaya a hacer en el futuro: cada disco es un libro, o un cuadro y el próximo puede ser bastante distinto, más allá de una sonoridad en común. La idea es poder manejarme con total libertad, pero en este caso me pareció que podía contar historias sin palabras.

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