Por Oscar Ranzani

Diez días antes de morir, el 18 de marzo de 1980, el pensador alemán Erich Fromm concedió una histórica entrevista a la cadena de Radio y Televisión Suiza-Italiana RTSI. Por motivos ajenos a la voluntad de las partes, esa larga nota se convertiría en algo así como el legado mediático de este alemán que el mundo de las ciencias sociales comenzó a señalar como una figura clave cuando se animó a cruzar los postulados de dos de las grandes invenciones culturales del siglo XIX, el marxismo y el psicoanálisis. Canal (á) emitirá en dos partes (hoy y el miércoles 16, a las 22) la entrevista en que el autor de El miedo a la libertad y Tener o Ser, entre otras obras, pone al día, y explica a los legos, una parte de su pensamiento, con especial acento en su observación sobre de qué modo las ideologías totalitarias encuentran una y otra vez su lugar en la historia de la humanidad.
En los primeros tramos del reportaje, Fromm explica cómo se decidió a ser analista, cómo era su familia y los acontecimientos que marcaron su etapa adolescente. Entre ellos estuvo la Primera Guerra Mundial. “Cuando empezó, yo tenía 14 años”, recuerda Fromm. “¿Cómo es posible que los hombres como masa puedan actuar tan irracionalmente y que se dejen manejar tan fácilmente, y qué puede hacer el hombre para evitarlo? Esta pregunta estuvo siempre en el centro de mis pensamientos durante mi juventud a partir de los 16 años y, desde entonces, fue el estímulo más importante de mis reflexiones.” Durante la Segunda Guerra, perseguido por el nazismo, se exiliaría en Estados Unidos.
Fromm, que creció en el seno de una familia judía tradicional, explica luego la importancia que tuvieron los profetas en su pensamiento y cómo reelaboró conceptos que, hasta entonces, estaban muy diferenciados. “Cuando me hice socialista, me di cuenta de que las visiones de los profetas y de Marx eran semejantes”, polemiza. “Se puede demostrar que, en muchos puntos, la visión mesiánica de los profetas (probablemente el concepto más importante que el judaísmo le dio al mundo) es casi idéntica a la concepción de Marx acerca de la sociedad socialista, una sociedad de la libertad y de la abundancia en la cual la realización del hombre es la verdadera meta”, analiza.
En otro pasaje, Fromm explica su falta de relación con la política tradicional. “No soy apto para la política. Pienso teóricamente”, señala. Su nombre quedó ligado a Frankfurt cuando coincidieron allí un grupo de pensadores de primera línea, Horkheimer, Adorno y Marcuse, entre quienes elaboraron una nueva teoría crítica de la sociedad, de vasto impacto en el mundo de los estudios sociales. Fromm explica en el programa qué diferencias lo llevaron a alejarse de la Escuela. Con Marcuse, apunta, “tuve una relación ambivalente. Nuestros caminos eran muy distintos. El ideal de Marcuse era que el hombre volviera a la infancia y mi ideal es, en cambio, que el hombre se desarrolle hasta su plenitud, hasta su madurez más elevada”.
El miedo a la libertad fue una de sus obras cumbres. Respecto de ella, Fromm destaca que “el hombre cree que quiere la libertad. En realidad, le tiene mucho miedo porque la libertad lo obliga a tomar decisiones y las decisiones implican riesgos”. Fromm veía en este punto el deseo que el hombre tiene de someterse a la autoridad y el peligro que implica: “Si, en cambio, se somete a una autoridad, puede esperar que la autoridad le diga lo que es correcto hacer. Y esto vale tanto más si hay una única autoridad, como suele ser el caso de quien decide para toda la sociedad lo que es útil y lo que es nocivo”.