ESPECTáCULOS
› UN DIBUJO ANIMADO NACIONAL TENDRA ESTE AÑO SU PRIMER LARGO
Pobre marciano: cayó en Argentina
El dibujo se vio desde 1998 por Much Music, I-Sat Cortos, Video Manía, Canal á y TN Show. El canal canadiense de animación Splat TV le dedicó un programa especial que se emitió en 168 países, a través de Discovery Kids.
› Por Mariano Blejman
En la primera escena, tres delincuentes están parados frente a la vidriera de un local de electrodomésticos, que acaban de romper. Uno de ellos, a punto de robarse un televisor de la vidriera, propone:
Chorro 1: –Llevemo esta tele.
Chorro 2: –Pará, loco. La tele es una cagada, no pasan nada, llevemo un equipo de música...
Chorro 1: –Loco, vo no entendé nada, loco. El negocio no está en el aparato, después te van cagando de a 20 mangos con los compac...
Chorro 2: –Un microondas entonce. La vieja siempre soñó con tener uno...
Chorro 1: –La comida al microondas sale con gusto a nada...
En ese momento, el Chorro 2 toma una licuadora y mira al Chorro 1.
Chorro 1: –¡Pará, loco, no llevemo porquería!
Chorro 2: –¿Cómo porquería, loco? La licuadora e fundamental.
Chorro 1: –¿Pa qué?
Chorro 2: –...Y... pa hacer licuado, ¿pa qué va se? Ahora que se viene el calorcito... lo licuado son una masa...
Chorro 1: –Uhhhh!... licuado..., tené razón, loco. ¡Rajemo!
Apenas se van, aparece Mercano, el marciano, quien ingresa a la casa de electrodomésticos y roba una computadora. En eso, tres policías rechonchos –que no dejan de comer pizza en ningún momento– empiezan a perseguirlo.
Así comienza Mercano, el marciano, la película de dibujos animados argentina de producción independiente –un caso extrañísimo en el devaluado mercado de los animé nacionales–, realizada por el dúo creativo de Juan Antín y Ayar Blasco. La historia del dibujo roza el absurdo bien resuelto, con diálogos crudos e intensamente citadinos. Mercano era un feliz marciano (marciano de Marte) hasta que la sonda espacial “Voyager”, que llegaba con un mensaje de paz, aplastó a su perro. Entonces, Mercano, furioso, se dirigió a la Tierra para vengarse. Pero su nave se destruyó al aterrizar, los científicos argentinos le practicaron una autopsia y se quedó a vivir aquí, para colmo, sin trabajo. Hoy, el extraterrestre deambula por el microcentro porteño entre la miseria y la desidia, sin que nadie le preste atención.
El proyecto de la película de Mercano, el marciano nació del agotamiento que Antín y Blasco tenían por realizar la serie televisiva durante dos años, a puro lápiz y pulmón. Mercano, el marciano fue una especie de separador alternativo independiente y argentino del canal Much Music, desde 1998. Después transitó por I-Sat Cortos, Video Manía, Canal á y TN Show. Tiempo después, el canal canadiense de animación Splat TV le dedicó un programa especial que se emite en 168 países por Discovery Kids. Además, se compilaron tres especiales de media hora que se emitieron en Much Music en horario central y los responsables planean el lanzamiento en video de los primeros 50 micros. Actualmente se puede ver en el sitio www.mercanoelmarciano.com y además es emitido en el circuito cerrado del subte porteño como una forma de preparar el terreno para su película, como una forma de asentar su perfil: el de producto “underground”.
“Decidimos hacer una película porque la televisión no podía pagar los altísimos costos de animación”, dice Juan Antín, el director. El proyecto contó con la subvención del Instituto del Cine y con el apoyo de la Universidad del Cine. Más de 70 personas (entre dibujantes, animadores, productores, etc.) realizaron unas 1200 tomas, con 50 dibujos cada una (unos 6 mil dibujos), además de la parte digital implementada en tres dimensiones. La subvención del Incaa fue por 300 mil dólares, el Instituto (con designación vacante en estos días) todavía les debe un tercio, lo que ha hecho que todo el equipo implemente un “plan de emergencia” y siga dibujando a pulmón. Muchos de los trabajadores siguen poniendo el lápiz a punto a cambio de viáticos o en modalidad de pasantías, para terminar elproyecto de una vez por todas y así presentarlo en festivales internacionales antes del estreno.
La película muestra a un Marciano bizarro, varado en la Argentina. Un día, el marciano roba una computadora portátil, construye un mundo virtual, algo así como una especie de réplica de su añorado Marte y lo pone en Internet. El escenario virtual se convierte rápidamente en un éxito y un grupo económico corporativo quiere apoderarse de él para transformarlo en un gran shopping. Entre sus inspiraciones como dibujante, Ayar Blasco dice tener una especie de punto intermedio entre Quino y los Simpson, pero incluye en su iconografía momentos que rozan el dúo Itchy & Scratchy, esos dibujos hiperviolentos que Bart y Lisa disfrutan en su televisión. Así, por ejemplo, cuando el marciano es perseguido por los tres policías, uno de ellos resbala por la escalera en la estación de subte Uruguay, golpea contra el vagón que viene llegando y provoca una oleada de sangre, pizza, aceitunas, tripas y anchoas. “Pokémon es violento por la violencia misma, Dragon Ball también. Para nosotros la violencia tiene un sentido crítico y es una forma de parodiar nuestra vida cotidiana”, dice Antín a Página/12.
El mercado recesivo llegó a este mundo de dos dimensiones, aun para el exterior que –por el efecto post 11 de septiembre– detuvo desarrollos internacionales que iban a estrenarse el próximo año. Por eso, Blasco y Antín se animarán a presentarlo en el circuito comercial para las vacaciones de invierno, esperando que el ente calificador catalogue el film como “apto para todo público”. Si bien Mercano no habla (sólo emite sonidos extraños en la voz de Antín que son subtitulados), para los personajes del film habrá voces conocidas. Roberto Carna- ghi, que hablará como malo de la película, Graciela Borges, que hará de la mujer del malo y Fabio Alberti, en varios personajes, también son parte del proyecto. Además, a la música incidental (realizada habitualmente por Roberta Ainstein) se le sumarán temas musicales de bandas como Los Piojos o La Renga.
Aun dentro de su realismo, Mercano, el marciano se toma ciertas licencias mágicas: a pesar de su tez verde y cabeza ovalada, nadie lo trata de marciano, y aun viéndolo portar su casco con atmósfera de Marte, increíblemente, puede tomar agua y comer sin sacárselo. En estos días de saqueos, cacerolazos, cambios de presidentes y corralito bancario, la realidad del país se ha puesto al nivel de la ficción y los realizadores planean incorporarla. Con sólo colocar vidrios rotos en el fondo de las escenas y dibujar alguna cacerola, el marciano tendrá, ahora, una vuelta de tuerca. Mercano, el marciano mira la ciudad de Buenos Aires con sus ojos rasgados para entender la vida cotidiana, pero con cierta distancia. Esa mirada depara que, muchas veces, sea este país el que parece estar en otro planeta.