–¿Cómo se traduce en la industria discográfica lo que usted llama manipulación informativa del tema de la piratería?
–Se traduce en que hay supuestamente muchísimas oportunidades para ser músico, pero se impone culturalmente el pensamiento único. Es como que también en la música han querido decretar el fin de la historia que pronosticó Fukuyama. La única discusión posible parecería ser si está bien o no la piratería. La industria apela a la conciencia del consumidor. Le dice: “No consuma pirata, apueste por la música”. Pero la industria no apuesta por la música. Apuestan por “Operación triunfo”, que en la Argentina se ha llamado “Popstars” y en otro país no sé que nombre tendrá, y que establece una visión estereotipada de la música y de lo que debe ser un artista. Tanto, que hasta les enseñan cómo deben manejarse con la prensa. ¿Imaginas a Sabina en un certamen como ése? Lo hubiesen echado en la primera prueba.