–¿El interior se puede sumar al llamado “nuevo cine argentino”?
–Creo que lo más importante del proceso es que aparecieron películas nuevas, necesarias. Esto abre el panorama, lo vuelve más heterogéneo. Hay una multiplicidad de formas de contar, de miradas dispuestas a relatar. Si pueden aportar algo, no sé. Tampoco sé si el nuevo cine argentino tiene algo definido desde el punto de vista estético. Muchas veces es necesario etiquetar para comprender un fenómeno.
–¿Cómo es su relación con Buenos Aires?
–Alguien dijo que Rosario es el único barrio de Buenos Aires al que se puede ir en avión. Hay mucho de porteño en Rosario, también somos porteños. Antes renegaba un poco, pero ahora sé que tengo que pasar por Buenos Aires si quiero dedicarme a esto. Cualquier aspecto del poder está aquí en la Capital. De todos modos, creo que en Argentina es necesario un desarrollo de cine regional, como sucede en Europa o Estados Unidos. El cine nacional no existe aquí. Es cine nacional sólo aquello que se hace o pasa por Buenos Aires.