La próxima película de Anne Fontaine se llama Nathalie X, y en ella reaparece el tema de la familia y el “cuerpo extraño”. En ella, una mujer (Fanny Ardant) casada hace años, comienza a tener serias sospechas de que su marido (Gérard Depardieu) la engaña. Decide vigilarlo, recurriendo no a un detective privado sino a una prostituta (Emmanuelle Béart), a la que contrata en secreto para que seduzca al marido. Durante la entrevista, la realizadora sorprendió a Página/12 con una confesión de infrecuente sinceridad.
–¿Cómo vive la experiencia de filmar con tres superestrellas como Depardieu, Ardant y Béart?
–Con terror. Estoy verdaderamente aterrada de no poder llevar la película a buen puerto. Dirigir no es un trabajo sencillo: todo el tiempo hay que estar tomando las decisiones más diversas, y hay momentos en que realmente no se sabe para dónde disparar. Esa inseguridad se multiplica al infinito si se dirige a estrellas de mucho nombre, porque uno se siente más chiquito que de costumbre. Y está siempre latente la cuestión de la rivalidad femenina, tanto entre las actrices como entre ellas y la directora. En cuanto a Depardieu, todavía no empecé a rodar con él, así que es una incógnita. Pero desde ya puedo decir que estoy sorprendidísima de que haya venido a los ensayos previos, cosa que no hace desde hace no sé cuántos años. Parece que tiene la mejor disposición. Esperemos...