ESPECTáCULOS
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Una mujer con carácter
La aparente fragilidad de la figura de Sarah Bianchi, apenas un metro y medio, contrasta con su decidido carácter. “Si golpeando la puerta, ésta no se abre, démosle con un palo y van a ver cómo se abre”, amenaza, sonriendo por la ocurrencia. “A veces pierdo la paciencia”, afirma y como resulta inverosímil que esta mujer empuñe las armas caseras con las que construye sus títeres, Sarah se sumerge en el relato de una vieja anécdota. “Habíamos contratado una sala para trabajar con Mane. Hacía tanto frío que a nosotras se nos helaban las manos y los chicos estaban acurrucados por el frío. Pedimos que para la próxima función prendieran las estufas un rato antes para aclimatar el ambiente. Nos dijeron que únicamente estaban destinadas para el espectáculo de adultos. Me dio tanta rabia que tomé un punzón y las rompí todas. Si no hay para los chicos, no hay para los grandes”, recuerda. “Lógicamente nos cancelaron el contrato. A Mane le dio un ataque de nervios cuando vio lo que había hecho. Tengo que cuidarme mucho de las reacciones. Pero también reconozco, que a veces este sistema hace despertar una cantidad de cuestiones que estaban dormidas y siempre es necesario un buen sacudón”, reflexiona sobre la realidad del país. “Menos mal que salimos con las cacerolas, por lo menos sacamos a dos presidentes y un ministro”.
Nota madre
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