Fernando Gaitán comenzó a escribir periodismo en la sala de redacción del diario colombiano El Tiempo. Aprendió el oficio de “cronista investigador”, que después aplicaría en la creación de todos sus personajes. “Me muevo –dice– según las leyes de la crónica: miro, atiendo detalles, elaboro un perfil y lo aplico a mis criaturas.” Escribió, luego, obras de teatro, entre las que se destacan Tres son suficiente y La buena yerba. Llegó a la pantalla chica con las series y comedias Los de al lado, Azúcar, Laura, por favor, La quinta hoja del trébol y La fuerza del poder. Hasta 1994, siguió con una carrera de anónimo guionista, miembro de un gigantesco equipo. Ese año, todo cambiaría: tuvo una buena idea. Café con aroma de mujer, su primera telenovela, lo convirtió en una figura de culto, asociada a la transgresión y los diálogos inteligentes. La consagración llegaría junto a Yo soy Betty... que ya le hizo ganar más de una decena de premios, entre ellos el de la Asociación de Críticos de Estados Unidos. Después de Ecomoda, a punto de estrenar Hasta que el dinero nos separe, es considerado como una verdadera rareza para la TV, que suele preferir la producción en serie y los equipos con mucha fuerza de trabajo y pocas firmas. Gaitán, frente a esa tendencia que se da en su país, opone su propio orgullo: “Yo soy un escritor; mis novelas son mi obra”.