ESPECTáCULOS
• SUBNOTA
Algunas anécdotas de la larga historia
- Encubierto: En 1953, Aníbal Troilo era un artista exclusivo del sello Odeón. Por lo tanto, sus contratantes no le permitían grabar el disco de Patio mío, el tema principal de El patio de la Morocha. Pichuco sintió que no podía estar ausente y, finalmente, tocó en la grabación con Aída Luz. Aunque, lógicamente, nunca figuró en los créditos, que consignaban: “Orquesta típica”. Quien sabe mucho de tango puede reconocer muy bien en el disco el bandoneón de Troilo.
- Déjà vu: Alejandro Romay ya había armado un elenco de lujo para Aplausos (1972) –versión musical de la película All about Eve– y, con todos ellos, el director Daniel Tinayre se dispuso a hacer la primera lectura de la obra. Sobre el final, Libertad Lamarque en boca de Margo Channing le dice a su contrafigura: “¡Eva, mala mujer, gracias!”. Basta recordar el famoso episodio del enfrentamiento entre Libertad y Eva Duarte de Perón como para adivinar que no era una frase feliz para la estrella. El público podría estallar en risas. Sin que ella lo pida, la producción le cambió el nombre a su contrafigura: en lugar de Eva Harrington fue Annie Harrington.
- Depresión: Niní Marshall no debutó en Recuerdo del viejo Buenos Aires (1968) con el mejor de los ánimos. Su separación de Carmelo Santiago la tenía muy triste. Sus compañeros no cesaban de hacerle bromas en medio de las funciones. La que mejor se lo hizo pasar fue Aída Luz. Tenía que salir en tranvía asomada por la ventanilla. Para hacerla reír, un día asomó la cola.
- Magia: En Patio de tango (1959), los maquilladores se las vieron negras cuando tuvieron que convertir a Fidel Pintos en ñato para que componga a un boxeador. Lo hicieron lo mejor que pudieron.
Nota madre
Subnotas
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Algunas anécdotas de la larga historia