ESPECTáCULOS
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La invasión argentina
Eduard Fernández vive en Barcelona, una de las ciudades europeas que, en los últimos años, recibió verdaderas toneladas de inmigrantes argentinos. El actor convive, de algún modo, con esa comunidad, y tiene su propia opinión.
–¿Cómo se lleva con su ciudad?
–En Barcelona hay fachas y racistas, como en todas partes. Pero creo que la llegada de gente de lados distintos le hace bien al país. Este fin de año la pasé cerca de casa, en la Plaza del Pino. Terminé hablando con una argentina, a quien le decía que ustedes deberían invadirnos definitivamente. Pero suavemente, sin violencia. Ahora la inmigración argentina paró un poco, pero hubo un momento en que fue un boom. El argentino se instala bien, no le hace asco a ningún trabajo. Es buscavidas. Aunque ahora en Barcelona todo es extranjero: si pido un chupito de whisky en el bar del barrio, nadie me entiende.
–El lenguaje es la identidad.
–El idioma se ve en los afectos, en la relación. El tema del catalán es complejo en Barcelona, porque el franquismo lo prohibía. Cuando la policía nos escuchaba hablando catalán nos daba con un caño. “Hable usté cristiano”, decían, y daban pala. Pero el riesgo de pasarse al lado nacionalista depende de la persona y su cultura, más que del idioma.
Nota madre
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