ESPECTáCULOS
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El mito del ermitaño
Ballard enviudó muy joven y crió prácticamente solo a sus tres hijos. Desde aquella época vive en su casa de Shepperton y, según la leyenda, no sólo acumula polvo sobre sus muebles, sino que su micromundo estaría impoluto de la chatarra producida por los medios masivos de comunicación.
¿Cómo crearía sus personajes e historias, tan creíblemente cercanos, alguien que parece conectado al mundo apenas por el aire que respira? Ni tanto ni tan poco. Es cierto que no tiene dirección de e-mail y que no usa Internet, pero este hombre que se proclama terrorista literario, pero se niega anarquista –aunque sus libros y declaraciones puedan suponerlo así–, “declara” pequeños escapismos que aligeran algo el mito del ermitaño creado por los medios. “En verdad viajo bastante, voy a Londres tres días a la semana; y una amiga me escanea artículos de Internet que puedan interesarme; y además leo revistas de investigaciones y artículos científicos.”
Nota madre
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