ESPECTáCULOS
• SUBNOTA › LA CADENA FOX Y LOS HEREDEROS ANIMADOS DE “LOS SIMPSON”
Dardos contra la familia “made in USA”
Por Emanuel Respighi
Si la programación animada de Fox fuera una radiografía representativa de la familia tipo estadounidense, no cabría duda de que la crítica más despiadada a ese american way of life tan particular proviene desde el seno mismo de su sociedad. O, mejor dicho, de la mente de la troupe de guionistas que pergeñan cada una de las transgresoras series con que la cadena estadounidense posa su mirada sobre la institución familiar del país gobernado por Bush (h.). En la familia, según Fox, el sostén económico siempre proviene de un hombre preferentemente gordo, amante de la cerveza y los deportes televisados, y sobre todo bastante estúpido; a la esposa se la relega al papel de ingenua, soñadora y visiblemente insatisfecha con el marido que lo tocó en suerte; la cuota de rebeldía, en tanto, recae en algunos de los hijos; y los animales, en muchas ocasiones, cumplen el rol intelectual de la casa. Si aún resulta inentendible entender los motivos por los cuales la sociedad estadounidense reeligió a Bush (h.) luego de bombardear Irak, mentirle al mundo entero y ser causa fundamental del 11/S, basta sintonizar algunos de los retratos animados de Fox para empezar a comprender por qué pasó lo que pasó.
Una base de ironía, una pizca de sarcasmo y unas cuantas gotas de acidez, la fórmula perfecta de Los Simpson, Padre de familia, American Dad y Los reyes de la colina. Así como la mayoría de las series made in USA protagonizadas por actores de carne y hueso son políticamente correctas, la TV estadounidense le reservó a la animación el valor crítico. Tal vez porque sólo se trata de seres fantásticos creados por los puños de unos cuantos dibujantes, lo cierto es que en las maquetas de Homero, Stan, Peter y Beto –las cabezas familiares de las cuatro series– se condensan varios rasgos que podrían caracterizar al ciudadano estadounidense de clase media (chauvinista, violento, mediocre, torpe, hiperconsumista). De hecho, la famiglia unita sentada en el sillón del living, embobada frente a los impulsos catódicos que dispara el aparato de televisión, es una imagen que no por casualidad se repite en cada una de las series.
Crítica de cuantos valores el ciudadano medio estadounidense parecería enorgullecerse, la familia concebida por Fox no deja bien parado casi nada. Las instituciones en las que basa su fuerza la potencia mundial (Justicia, educación, policía, servicios secretos, Estado) son satirizadas sin medias tintas ni eufemismos, pero con gracia y picardía. La única institución que se mantiene estoica, pese a las grietas egoístas, es la familiar. La bajada moral, el discurso conmovedor, siempre aparece en el epílogo de cada episodio, como un efecto tranquilizador para las conciencias conservadoras. Para remarcar que, allí también, “al final –como gritaba Francella al finalizar cada envío de Los Benvenuto– lo primero es la familia.”
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