ESPECTáCULOS
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La ficha
El nombre de Jorge Luz quedará ligado al de los grandes cómicos argentinos, desde los tiempos de Los Cinco Grandes del Buen Humor, en banda inaugural del costumbrismo dislocado –define– junto al Pato Carret, Zelmar Gueñol, Juan Carlos Cambón y Guillermo Rico. Con ellos hizo películas de aventuras, “para toda la familia –dice–, de esas que se perdieron para siempre”. Hizo zarzuela, ópera, opereta, clásicos de Lorca y Molière, convirtió en un boom al Teatro Caminito de La Boca, inauguró el transformismo televisivo con su personaje La Porota en Las gatitas y los ratones de Porcel y compuso papeles dramáticos en películas como Abierto de 18 a 24, La peste y De eso no se habla. Brilló en La Verbena de la Paloma y en La zapatera prodigiosa, se ganó un ACE de Oro, siempre autodidacta, y cultor del humorismo desaforado, ligado afectivamente a las criaturas de Niní Marshall e inseparablemente asociado a su hermana Aída.
Nota madre
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