Mié 11.08.2010

LA VENTANA  › MEDIOS Y COMUNICACIóN

Catorce mil años antes

Alfonso Gumucio Dagron retoma conceptos del libro La comunicación antes de Colón, realizado por el investigador boliviano Luis Ramiro Beltrán junto a un equipo, para hablar de las formas de comunicación de las comunidades originarias de nuestro continente.

› Por Alfonso Gumucio Dagron *

Entre los seres humanos la comunicación es un proceso de intercambio, una puesta en común de señales, símbolos, sonidos o grafías que tienen un significado. Desde su origen etimológico –comunicare–, la comunicación tiene el sentido de compartir, participar y de crear comunidad. Es ante todo un proceso horizontal de diálogo. De ahí que resulta tan absurdo olvidarlo y atribuir el término a los medios masivos de difusión, que son por su propia naturaleza verticales y no propician el diálogo.

Para recordarnos que la comunicación ha existido antes en múltiples formas en las culturas andinas y mesoamericanas está el libro La comunicación antes de Colón: Tipos y formas en Mesoamérica y los Andes, un trabajo acucioso que ha desarrollado Luis Ramiro Beltrán con el concurso de Karina Herrera Miller, Esperanza Pinto S. y Erick Torrico Villaueva, todos ellos destacados especialistas bolivianos de la comunicación.

Luis Ramiro Beltrán, maestro de generaciones de especialistas de la comunicación en Bolivia y América latina, tiene una trayectoria de cinco décadas, marcada por su compromiso con las políticas de comunicación para el desarrollo y el cambio social. Su obra es extensa y ha merecido reconocimientos en varios países.

Aunque no existe ningún otro libro que aborde este tema, Beltrán logró acumular pacientemente a lo largo de varias décadas cerca de 1400 documentos que son la base de esta investigación.

Hasta ahora, los estudios sobre la comunicación en América latina solían comenzar con la introducción de la imprenta en México en 1539, es decir, hace menos de 500 años, mientras que la investigación de Beltrán, Herrera, Pinto y Torrico se remonta a 14 mil años, a las primeras comunidades que dejaron muestras de organización social y de formas de comunicación. El libro desmonta las historias de la comunicación cuyo punto de partida es “la centralidad de la imprenta” como eje del proceso de “civilización” y coloca en el centro a la comunidad y a la organización social como hechos comunicacionales.

La tesis que recorre el trabajo de investigación está bien fundamentada en los primeros capítulos. Por una parte, la importancia de demostrar que siempre hubo formas de comunicación en la medida en que existían organizaciones sociales que estaban lejos de ser primitivas. Por otra parte, la evidencia de que no puede separarse la comunicación de la cultura, pues todas las manifestaciones de la cultura son a su vez formas y tipos de comunicación, desde el lenguaje hasta la vestimenta, pasando por las expresiones artísticas en textiles, cerámica y otros materiales, tan ricas en su variedad.

En ese sentido, el trabajo es amplio, cubre las formas y tipos de comunicación de cada cultura, desde la oralidad hasta la escritura. Con esa visión, el lector descubre un mundo extraordinario de expresiones artísticas y comunicacionales que confirman el alto grado de desarrollo intelectual de las civilizaciones precolombinas, algo que es evidente en la arquitectura, en la cerámica o en el lenguaje.

Mi propia inclinación hacia la poesía me hizo disfrutar las páginas dedicadas a los cuicatl (cantos en lengua náhualtl), sobre todo los cuecuechcuícatl o “cantos de cosquilleo”, que son los cantos de amor y eróticos. Tan sólo la representación de las vírgulas o volutas espirales constituye un aporte gráfico extraordinario para significar la comunicación. Las había floridas, para representar el canto, y las simples, para expresar la palabra.

La descripción y el análisis de la escritura maya, de las medidas de longitud en la ciencia de los aztecas o la delicada elaboración de los códices y calendarios son algunos de los ejemplos que maravillan. Uno se pregunta cómo no se los analizó antes desde una perspectiva comunicacional, cuando son comunicación en su sentido más estricto. Los escribas, los pintores de códices son “los antecedentes más remotos de lo que son hoy los profesionales de la comunicación” (página 163).

La comunicación antes de Colón tiene la virtud, entre muchas, de reunir bajo un mismo techo muchos estudios parciales que no reflejaban la mirada comunicacional. Es un aporte innovador e importante para acabar –como indica Luis Ramiro Beltrán en su introducción– con el “raro silencio que dolía” respecto de la comunicación de las culturas que precedieron a la llegada de los europeos a América.

* Comunicador e investigador boliviano, especialista en comunicación y desarrollo.

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