Crystal Champagne apareció hace dieciséis años violada y estrangulada bajo un puente en las afueras de Nueva Orleans, al sur de Estados Unidos. Enseguida fue detenido su primo, Damon Thibodeaux, acusado por el crimen y condenado a la pena capital en octubre de 1997. Desde entonces pasó quince años en el corredor de la muerte de una prisión del estado de Louisiana porque sus abogados consiguieron postergar la ejecución. Ayer salió en libertad, después de que estudios de ADN demostraran su inocencia. No es un caso único. Ya son dieciocho los condenados a muerte en Estados Unidos que salvaron su vida gracias a los análisis genéticos.