Juan Martínez Martínez y su esposa Paquita, dos veteranos republicanos, se reúnen el último sábado de cada mes junto a otras víctimas del franquismo en la plaza Sant Jaume de Barcelona, para reclamar justicia: “Sabemos que ahora nos están escuchando gracias a la querella de Argentina”, aseguran esperanzados. “Me torturaron, estuve en total entre siete y ocho años preso”, dice Juan, de 86 años. “A mí me llamaban la niña de la cárcel”, apunta Francisca Cruz Puntero. Paquita lleva dos fotos, la de su madre, que murió en las cárceles franquistas, y la de su tío, que fue fusilado. “No olvido ni perdono”, afirma.