La ciudad de San Pablo, Brasil, repudió el ataque y lo calificó de xenófobo. Las víctimas no están tan seguras. Es que los siete haitianos que fueron atacados el viernes desde un auto y recibieron escopetazos de perdigones en las piernas y las caderas piensan que puede haber otra razón. Esta semana, otro inmigrante haitiano había salvado a una mujer de un asalto en su barrio, con lo que podría ser una venganza mafiosa. El caso se conoció por el párroco local, al que acudieron porque en ningún hospital los querían atender.
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