PSICOLOGíA • SUBNOTA
› Por J. A.
Conviene recordar una tesis de Lacan, en relación con lo que él denominó el discurso capitalista, que podríamos resumir así: la esencia de la economía no es económica. Lacan establece una homología entre la plusvalía marxista y lo que él llama el plus de gozar. Hay algo que podría ilustrar esta homología. Cuando uno va hoy a las villas miseria de la Argentina, a las favelas de Río o a las ciudades perdidas de México, descubre que la pobreza ya no es un menos, ya no es una carencia: la pobreza está dominada por el exceso. En la pobreza, o, mejor dicho, en la miseria, hay drogas, armas, relojes falsos, objetos. Hay todo un régimen de circulación de objetos. Ha habido una mutación y, de la definición de la pobreza como no satisfacción de las necesidades materiales, se ha pasado a una definición, si ustedes me permiten, lacaniana de la pobreza, que la podríamos formular en estos términos: la miseria es estar a solas con el plus de goce sin ningún recurso simbólico. La nueva miseria es el consumo del objeto de goce sin ningún tipo de lazo social que lo encuadre.
Esto confirma la hipótesis de Lacan sobre el discurso capitalista, que se caracteriza por efectuar un movimiento circular donde uno no puede establecer de entrada corte alguno –por eso es un absurdo lógico hablar de “lucha anticapitalista”–, que se autopropulsa desde adentro, es ilimitado y funciona con una voluntad acéfala que no puede ser cortada en ningún punto. Guarda una homología estructural con la pulsión, y no con el deseo (pienso que Deleuze y Guattari, al acercarse a esta cuestión, no diferenciaron deseo de pulsión). El discurso capitalista señala una estructura que se caracteriza por la imposibilidad de establecer en qué lugar se puede efectuar el corte.
Por eso es el discurso que más invita –como suele pasar en las estrategias neoliberales– a su naturalización, a perder de vista su carácter histórico, a borrar su carácter contingente. Ahora bien, hay que marcar una diferencia entre el plus de goce y la plusvalía: se pensaba que la plusvalía, a través del proceso histórico, iba a ser cancelable por el advenimiento de otro modo de producción y de una nueva relación con la propiedad de los medios de producción; lo que enseña Lacan del plus de goce es que no hay ninguna realidad histórica que lo cancele. Si se ha de pensar en un proyecto emancipatorio, éste tendrá que incluir un permiso para el plus de gozar; habrá de ser un proceso emancipatorio que no borre las condiciones del plus de gozar.
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