“En las fiestas raves, cada uno está en su soledad –sostiene Remi Hess–: no hay nada interindividual, nada grupal; solamente la masa. Ese goce es estar en masa. Comprendo que es una suerte de oposición a la sociedad que nos atomiza, pero resulta una solución muy mala, porque los movimientos de masa no son liberadores cuando no tienen objetivos precisos.”
“Y la presencia masiva de la droga añade más alienación, porque remite a una dependencia del grupo: es distinto a la utilización de cocaína por algunos bailarines de tango, que es un uso individual, no se le impone al grupo”, agrega.
“Nietzsche –cita Hess– dijo que Zaratustra tenía que pasar por la fase del camello, que toma encima de él todas las desgracias del mundo; por la del león, que se rebela contra eso, y por la del niño, que crea. El vals es el momento del león, ya que se sublevó contra el baile de masas; el tango es el momento de la creación, del niño. La rave es el momento del camello.”