REPORTAJES › MARIELA CASTRO, SOBRE LA DISCRIMINACION A LOS HOMOSEXUALES EN CUBA
Es la hija de Raúl Castro y dirige el Centro Nacional de Educación Sexual, desde donde el gobierno combate la homofobia que alguna vez fue fomentada oficialmente. Aquí, explica las estrategias para cambiar una cultura arraigada en la isla.
› Por Mariana Carbajal
Hasta la década del setenta, la homosexualidad era un delito tipificado en el Código Penal cubano y a los gays se los encerraba en granjas con la idea de que a través de un trabajo político, ideológico y a la vez productivo, se los iba a “reeducar”. Recién en 1988 se derogó una ley que castigaba jurídicamente la manifestación de esa inclinación sexual. Durante años los homosexuales han sido blanco de persecución y represión estatal, como quedó plasmado en la laureada película Fresa y chocolate (1993). Hoy el Parlamento cubano estudia una ley para legalizar el casamiento entre personas del mismo sexo, se busca regular el cambio de identidad sexual de transexuales y hay montada una estrategia de comunicación –que incluye telenovelas que abordan la temática– para sensibilizar a la población en la aceptación de la diversidad sexual. Detrás de este proceso de cambio hay una mujer de apellido famoso en la isla: Mariela Castro Espín, pedagoga con maestría en sexología, hija de dos líderes históricos de la revolución, Raúl Castro –hoy presidente provisional– y Vilma Espín. Mariela dirige desde hace seis años el Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex) y es la principal promotora de una serie de reformas legislativas para reconocer derechos de gays, travestis y transexuales en Cuba. “Este ha sido un déficit que ha tenido la Revolución Cubana”, reconoció en una entrevista con Página/12. Algunas cosas han cambiado, dice, pero aclara que la homofobia –que en algún momento promovió explícitamente el mismo Partido Comunista– todavía persiste en la sociedad.
Mariela Castro tiene 45 años, está casada con un italiano “aplatanado” –-como ella lo define entre risas– y tiene tres hijos, de 23, 11 y 9 años. Llegó a Buenos Aires para participar de un Seminario Internacional sobre Diversidad Sexual y Socialismo –en el marco del mes del orgullo gay–- organizado por el Area Queer, la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans, la revista Cuadernos Marxistas, la Liga Argentina por los Derechos del Hombre y los partidos Socialista y Comunista.
Su madre, ya fallecida, lideró la Federación de Mujeres Cubanas y creó el Cenesex, que hoy ella dirige. Su padre hoy conduce los destinos de la isla.
–Antes de meternos en el tema que la trajo aquí, una pregunta inevitable: ¿cómo está su tío? -–le preguntó Página/12.
–Fidel está recuperándose bien. Se lo ha visto en la televisión recientemente. Está estudiando mucho. Está haciendo reflexiones sobre cosas que pasan en el mundo, en el país, y está realmente haciendo una convalecencia muy activa –dice sin más detalle, en la sede del Partido Comunista en Buenos Aires. Y ya se mete en el tema que la convoca.
–Lo que ha dominado en Cuba en la actitud hacia las personas homosexuales es una cuestión meramente cultural. Ni siquiera tiene un fundamento desde lo ideológico. En los años ’60 y ’70 sí había posiciones incluso explícitas, dentro del Partido, homofóbicas –dice la directora del Cenesex.
–Se llegaron a establecer parámetros para tomar empleados que discriminaban abiertamente a las personas homosexuales...
–Sí, parámetros establecidos por el Consejo Nacional de Cultura, que después se desarticuló.
–¿Qué establecían concretamente esos parámetros?
–Que en algunos tipos de trabajos, como maestros, médicos (entre otros), no podían ser empleados, cosa que es realmente una violación de los derechos de esa persona. Recientemente a principio de año, comenzó un debate muy interesante entre los intelectuales y algunos académicos sobre qué pasó en esa etapa. Puedo decir que el trabajo que ha realizado sobre todo la Federación de Mujeres Cubanas en esos años de Revolución ha sido fundamental en la modificación en la manera de pensar en ese sentido.
–¿En relación con las personas homosexuales?
–Con los temas de género, los derechos de las mujeres y el respeto a la diversidad sexual. Las actitudes homofóbicas tan exageradas que había han disminuido considerablemente. Puedo decir que en Cuba no hay crímenes por odio hacia los homosexuales. Eso es interesante, porque de alguna manera les molesta su presencia pero no hay agresividad hacia ellos. Eso por lo menos da una idea de que hay un espacio donde todavía se puede trabajar mucho más de lo que se piensa.
–Entonces, la homofobia todavía es fuerte.
–Podría sintetizarlo así: les molesta “esa gente” pero no la quitan del medio.
–¿Cómo es la visibilidad de una persona gay? ¿Puede ir de la mano por el centro de La Habana con su pareja del mismo sexo, por ejemplo, sin ser blanco de discriminación de algún tipo?
–No es fácil encontrarlos de la mano. Para tener una vida de intercambio amoroso como los heterosexuales van a determinados lugares. En determinados lugares del Malecón de La Habana ya hay espacio para ellos. Hay lugares nocturnos donde el espacio está más flexibilizado. La sociedad ahora está más relajada en ese sentido. Y si además se explicita a través de las leyes y se instituye en la sociedad por medio de una estrategia educativa apoyándose principalmente en los medios, claro que la cosa va a avanzar mucho más profundamente.
–¿Qué modificaciones legislativas impulsa?
–El Centro Nacional de Salud Sexual, la Federación de Mujeres y la Unión de Juristas de Cuba están proponiendo a la Asamblea Nacional modificaciones al Código de Familia aprobado en la década del ’70, que ha tenido dos enmiendas. En este momento se está incluyendo –entre otros cambios favorables a la equidad de género, a la prevención de la violencia de género y del abuso sexual infantil–, un articulado relacionado con la identidad de género y la orientación sexual, y el respeto y la responsabilidad que deben tener las familias con todos sus integrantes.
–¿Incluye la legalización del casamiento para parejas del mismo sexo?
–Estamos planteando la unión legalizada. No lo llamamos matrimonio pero tiene los mismos alcances legales que esa figura.
–¿Por qué otro nombre?
–No lo llamamos matrimonio porque habría que cambiar la Constitución y sería muy largo el proceso y, por otro lado, porque el concepto de matrimonio se originó con criterio heterosexual y fines reproductivos. No nos interesa desarticular esa idea. De todas formas, el matrimonio en Cuba no es una institución fuerte, lo que es fuerte es la familia. Esta propuesta legislativa ya se presentó en tres comisiones del Parlamento, también a la dirección del Partido Comunista –porque la valoración que ellos den ayuda mucho a que los demás la acepten– y se está haciendo toda una estrategia educativa en los medios a través de telenovelas, films comentados por especialistas, para sensibilizar y preparar a la población con vistas a cuando este proyecto sea aprobado. También hemos presentado una Estrategia Nacional de Atención a Personas Transexuales: se trata de una propuesta que garantiza todos los procedimientos de atención a su salud integral, para que no haya iatrogenia ni inventos ni experimentos con ellas, y también estamos trabajando en una ley de identidad de género, más específica, que plantea que las personas transexuales sean reconocidas en su cambio de identidad de género, no sólo si se someten a una operación de reasignación de sexo.
–¿Es legal la reasignación de sexo?
–Sí, nunca estuvo prohibida, en realidad.
–Pero se ha hecho una sola una operación de ese tipo en 1986 y después desde el Estado se decidió no realizarlas más. ¿Qué pasó?
–Se ha hecho una sola, porque un mal manejo de los medios de comunicación del tema generó rechazo en la población con cartas y protestas, y el Ministerio de Salud Pública decidió parar ese procedimiento hasta que no se hiciera un trabajo de sensibilización y argumentación. Fue lo que se ha hecho en estos años. Ya se ha establecido el protocolo de atención y se está trabajando para preparar al personal médico.
–¿Los mismos médicos tienen resistencias a practicar la operación?
–La hubo, cómo no. Lo que hicimos desde el 2004, a partir de un problema que tuvieron algunos travestis y transexuales con la policía en un municipio de la ciudad de La Habana, fue armar una estrategia integral porque nos dimos cuenta de que no bastaba con hacer una acción por aquí, una acción por allá. Esta estrategia integral incluye estrategias comunicativas de sensibilización de la población, a los decidores de las diferentes organizaciones políticas, sociales, del Estado, de la Policía, de Educación, en el respeto a la dignidad plena de las personas transexuales.
–¿Cómo han trabajado el tema en los medios?
–El año pasado se hizo una telenovela que trató el tema de la bisexualidad, no fue una obra de arte pero fue la primera vez que se abordó de esa manera y propició un gran debate. En este momento se está haciendo una película sobre el tema del sida y los jóvenes, y de alguna manera se trata la cuestión de la diversidad sexual también y la violencia de género. Se están preparando además materiales para pasar en las radios. Y vamos a seguir trabajando.
–¿La sociedad cubana es muy machista?
–Tan machista como la argentina y como se ve en otros países de Latinoamérica y en Europa. Las culturas que hemos heredado son patriarcales, son machistas y homofóbicas. En la medida en que la sociedad instituya valores que favorezcan el respeto de las personas en su diversidad y la unidad en la diversidad se va a avanzar mucho.
–¿Y cuál es la situación de las lesbianas?
–También estamos trabajando con ellas. Se trata de una estrategia integral. Hay grupos de lesbianas en La Habana, en Santiago de Cuba, en el centro de la isla. Ahora a muchas de ellas, que son comunicadoras, les he pedido su colaboración para una estrategia de diversidad en los medios y me han hecho propuestas muy interesantes.
–Pero organizaciones de homosexuales no existen...
–No.
–Leí que usted dijo que quería llevar la revolución cubana que hicieron su tío y su padre al terreno de la sexualidad.
–No lo dije así. Hay periodistas que te hacen la pregunta con la respuesta... Yo no busco hacer ninguna revolución. Yo sólo estoy siendo coherente con la revolución. La revolución es llevarle dignidad a todo ser humano, incluir a todo ser humano en un proyecto que es de todos y por el bien de todos, como decía José Martí, y yo pienso que no podemos excluir a nadie. Y que éste ha sido un déficit que ha tenido la revolución cubana.
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