Los huevos gigantes que adornaron ayer las jaulas de varios de los animales del Zoo de Buenos Aires no formaban parte de ningún experimento genético, sino de los festejos de Pascuas. Por rara que pareciera la dieta, cada jaula tendrá uno de los huevos gigantes, que son repartidos desde ayer y seguirán acomodándose entre los especímenes faltantes hasta el domingo. Poco antes, fue bautizado el bebé chimpancé del Zoo, del que una niña de nueve años que ganó el concurso se convirtió en madrina. “Ella recibió una credencial para ver cuando quiera a su ahijado”, avisaron desde el Zoo. Al menos por este año, la nena zafó del regalo de Pascuas.
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