“Estoy tremendamente arrepentido. Es una cosa que uno lleva adentro. Me siento muy mal. Ojalá pudiera volver el tiempo atrás y que nunca hubiera pasado nada”, dijo ayer Ricardo Barreda desde la prisión de Gorina, donde espera que la Justicia resuelva su pedido de prisión domiciliaria. “Creo que hubo un desdoblamiento de la personalidad, en alguna de las dos circunstancias (al momento de cometer los crímenes y/o en su inmediata reacción) no era yo. Era medio como Dr. Jekill y Mr. Hyde”, afirmó, en una entrevista que fue difundida ayer por América Noticias.

El odontólogo dijo que se acuerda “en todo momento” de lo ocurrido, pero que al hacerlo no llora, sino que siente “una angustia y un dolor muy hondo”.

En tanto, en la cuadra del barrio de Belgrano adonde se mudará si le conceden la prisión domiciliaria, apareció ayer un pasacalles de bienvenida. “Ricardo Barreda. Bienvenido”, dice con un dejo de ironía el cartel colgado en Vidal al 2300, la cuadra donde está el departamento de Berta André, la novia del cuádruple homicida que se ofreció para ser la garante del arresto domiciliario.

Para que Barreda se mude a Belgrano desde la cárcel de Gorina aún faltan dos elementos que debe analizar la Cámara Penal de La Plata: el informe del Servicio Penitenciario Bonaerense sobre su salud mental y que la Suprema Corte bonaerense resuelva la apelación presentada por un fiscal para que se le rechace el beneficio.