Por tercera vez en sólo quince días, una peligrosa carga transportada por un camión cayó ayer desde una autopista a la avenida 9 de Julio, a la altura de San Juan, en el barrio de Constitución. La fortuna quiso, una vez más, que no hubiera transeúntes ni vehículos que pasaran justo por el lugar cuando la carga cayó sobre el asfalto, por lo que no se registraron víctimas. Ante la serie de hechos, el gobierno porteño clausuró ese ramal –que conecta la autopista 25 de Mayo con la 9 de Julio Sur, que va hacia Avellaneda– por “al menos 30 días”, para “hacer una investigación que demuestre que la sucesión de siniestros fue causada por cuestiones ajenas al diseño de la vía rápida”.

Los voceros dijeron a DyN que el elemento que se precipitó desde una altura superior a los quince metros, en el viaducto de acceso a la autopista 9 de Julio Sur, fue una chapa galvanizada con bordes filosos.

Por lo pronto, voceros de Vialidad Nacional atribuyeron la seguidilla de accidentes en el tramo en el que hay una curva pronunciada a que las empresas transportistas “evitan sujetar de manera correcta” las mercaderías que trasladan. Asimismo, sugirió que “al menos una fuerza de seguridad” y la cámara que agrupa a las compañías del sector firmen un convenio y que obligue a ambas partes a revisar de “manera exhaustiva” el procedimiento de ascenso de mercancías.

El accidente ocurrió poco antes de las 12, cuando un camión de la empresa Servicargo perdió parte de su carga de chapas galvanizadas, que cayeron desde unos quince metros de altura. Al menos una de esas láminas impactó sobre la senda peatonal de ese cruce. “Era una chapa de 1,50 metro de largo por 50 centímetros de ancho”, describió un testigo.

De inmediato arribaron al lugar efectivos policiales y personal de la empresa Autopistas Urbanas SA, que construyó ese empalme y administra la vía rápida. En la empresa atribuyen los accidentes a las “cargas mal estibadas”.

Testigos del hecho coincidieron en que las chapas galvanizadas cayeron tras desprenderse uno de los laterales de lona del camión, cuando el vehículo ingresó en la curva pronunciada, el mismo lugar donde se produjeron los otros dos accidentes.

El personal de AUSA bloqueó la circulación de vehículos por ese tramo, hasta que la mercadería fue retirada del asfalto. Pero luego, por orden del gobierno porteño, la vía quedó clausurada preventivamente.

El 12 de mayo, dos rollos de aluminio de al menos 1000 kilos cada uno cayeron desde el mismo tramo de la autopista sobre la avenida San Juan. Ese accidente también fue protagonizado por un camión y tampoco provocó lesiones a transeúntes ni a automovilistas.

Cinco días antes, el 7 de mayo, otro camión perdió una carga de dos toneladas de limones, en la misma curva. Tampoco hubo heridos, pero sí cierto interés de los peatones por recoger algunos limones de la carga desperdiciada.

El vocero de Vialidad Nacional, Ernesto Arriaga, estimó que “no existe un problema de diseño en la autopista”, sino que las empresas transportistas “evitan sujetar de manera correcta” los productos que trasladan. Arriaga sugirió que “al menos una fuerza de seguridad” y la Cámara que agrupa a las compañías del sector firmen un convenio que obligue a ambas partes a revisar de “manera exhaustiva” el procedimiento de ascenso de mercancías. “Los accidentes de este tipo fueron usuales hasta que la Prefectura comenzó a realizar un seguimiento de las cargas”, afirmó el vocero.