SOCIEDAD › PONCE DE LEóN FUE PISADO CON UN AUTO Y APUñALADO EN CHASCOMúS
La víctima había perdido las dos piernas en un accidente ferroviario y había cobrado una indemnización de un millón de dólares que el corralito redujo a 600 mil pesos. Por el crimen hay un acusado y la querella apeló los sobreseimientos de otros tres sospechosos.
Desde mañana, un joven comenzará a ser juzgado por el brutal crimen de Mauricio “Perico” Ponce de León, asesinado de 33 puñaladas en Chascomús, en febrero de 2005. Perico Ponce de León se movía en silla de ruedas luego de sufrir un accidente ferroviario en el que sufrió la amputación de sus dos piernas. El acusado es Diego “El Gordo” Urquiaga, de 27 años, procesado con prisión preventiva por “homicidio calificado por ensañamiento y alevosía”, y será juzgado por el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) Nº 1 de Dolores, integrado por los jueces Jorge Tamagno, Analía Graciela Avalos y María Ester Zabala. Durante el debate declararán unos 200 testigos.
A Mauricio lo conocían más como Perico en Chascomús y en Ranchos (su pueblo natal). El 26 febrero de 2005 salió, al mediodía, con 400 pesos de su casa hacia lo de Diego, un amigo que le había ofrecido vender un equipo de DVD para agregarle a su Peugeot 206. “Me voy a la casa del Gordo a comprarle un estéreo por 400 pesos. No coman todas las milanesas que ya vuelvo”, le dijo a su madre, Susana.
Según el expediente, Urquiaga llevó engañado a Ponce de León hasta las inmediaciones de la laguna, lo golpeó con sus propias muletas, le pasó por encima con su auto, luego volvió a su casa y agarró un cuchillo. Cuando regresó, vio que el joven no estaba donde lo había dejado sino que se había logrado arrastrar hasta unos arbustos, desde donde le gritó: “¿Por qué me hacés esto? No me mates, yo nunca te hice nada”, según la presunta confesión. Finalmente, el acusado se abalanzó sobre Mauricio y, tras un forcejeo, atacó al joven y le asestó 33 cuchilladas en la espalda, el tórax, el cuello y uno de sus brazos.
A las 16.30, un llamado a la comisaría 1ª de Chascomús informaba que habían hallado un cuerpo irreconocible en un monte de la curva de La Liberata, a unos 900 metros de la Ruta Nacional 2. Cuando llegaron los peritos se descubrió de quién se trataba.
El Gordo le había dicho a la Justicia que se había encontrado con Mauricio el mismo día en que fue asesinado para venderle un DVD que había comprado en Paraguay, donde había viajado con su novia. Pero la novia declaró que él nunca estuvo en Paraguay.
En el expediente hay otros tres jóvenes vinculados, que en 2005 estuvieron detenidos por el caso, aunque luego fueron excarcelados: Matías Bustingorry (que había sido detenido sospechado de haber participado en el crimen), Pablo Brandoni (se lo inculpó porque relató que, un mes antes del crimen, Urquiaga le propuso participar de un supuesto secuestro y asesinato y que su papel debía ser el de cavar la tumba) y Néstor Torrado (aparecía también sospechado de acuchillar a Ponce de León, para quien trabajaba como barman en un club propiedad de la víctima), todos muchachos de Chascomús que conocían tanto a Perico como al Gordo. Fueron beneficiados en abril de 2005 con la falta de mérito por la jueza de Garantías de Dolores, Laura Elías. Ya en marzo pasado, la jueza les dictó el sobreseimiento. Esa medida fue apelada por la querella. Así, la Cámara de Apelaciones de Dolores debe resolver la situación procesal.
Uno de los elementos que llevaron a los investigadores a centrar la lupa en el Gordo (en Chascomús hay versiones que lo vinculan con el robo de una suma importante de dinero a su propio padre y luego incendiado la casa para simular un asalto) fue el testimonio de dos compañeros de celda que dijeron que les confesó haber matado a Mauricio. Además quedó imputado porque fue señalado como la persona que convocó a los otros tres jóvenes para cavar una tumba y, sobre todo, porque en su casa se encontró el celular de la víctima.
Para la querella, el Gordo no cometió el crimen solo. “No hay dudas de que fue Urquiaga quien lo fue a buscar a la casa y lo llevó a la laguna donde lo mataron, pero una persona sola no puede aplicarle a la otra 33 puñaladas, golpearlo y hasta atropellarlo con el auto”, consideró José Ignacio Ochoa, abogado de la familia Ponce de León. El abogado adelantó que pedirá la prisión perpetua para el acusado.
Para Ochoa, el móvil del crimen pudo haber sido un secuestro planeado por Urquiaga (detenido en la Unidad Penal de Dolores) y los otros tres muchachos y que, por alguna razón, el Gordo se adelantó y quiso robarle a Mauricio. La empresa Ferrosur Roca había indemnizado a Perico con un millón de dólares, pero el corralito le dejó cobrar sólo 600 mil pesos. Cuando tenía 11 años, un tren lo arrolló en la estación de Ranchos, su pueblo natal, arrancándole una pierna y dejándole colgajos de la otra.
Con ese dinero, Mauricio comenzó a comprar propiedades, como el Club de Empleados de Chascomús, en un remate judicial. Tras una batalla legal de 14 meses y seis días después de la entrega de la llave, se produjo el asesinato. Ahí entró en escena el club, una edificación en el que funcionaban una bailanta, un boliche de nombre El Sport, y un garito clandestino con tragamonedas y ruleta, en la que, según mencionan los familiares de Perico, se vendía droga.
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