SOCIEDAD › UNA MARCHA A CONTRAMARCHA Y EN RECLAMO DE MANO DURA
Unas 400 personas, entre menemistas, blumberistas y organismos pro mano dura, intentaron reclamar frente a la Quinta de Olivos. Pidieron la renuncia de Aníbal Fernández, Stornelli y Scioli.
La idea original era rodear la Quinta presidencial, en Olivos, meta que las casi 400 personas que ayer se concentraron en la avenida Maipú al 2000, de ese mismo barrio, no lograron concretar. No sólo porque sus brazos entrelazados no hubiesen alcanzado a rodear la enorme residencia, sino porque las vallas custodiadas por efectivos de las policías Federal y Bonaerense no lo permitieron. “¿No es un despropósito que manden 1200 efectivos a controlarnos a nosotros, que justamente lo que vinimos a exigir son verdaderas medidas para combatir la inseguridad?”, preguntó Constanza Guglielmi, referente de la entidad Mejor Seguridad, cabeza de la organización de la actividad. La versión oficial y lo que estaba a la vista decía lo contrario: no fueron más de 200 uniformados, en total.
Cerca de las 19, comenzaron a amucharse, a unos cincuenta metros del vallado, referentes de agrupaciones vecinales y “contra la inseguridad” de distintas localidades –La Matanza, Lanús, Quilmes, Pacheco, San Isidro, entre otros–; de organizaciones sociales que trabajan esa problemática, y vecinos de Olivos y los alrededores “autoconvocados”. Casi todos, aunque los organizadores intentaron desligarse de su propuesta, aplaudieron fervorosamente cuando la Fundación Axel Blummberg fue nombrada entre las adhesiones; incluso Raúl Castells y los fanáticos del ex presidente Carlos Menem, distinguibles por un sugerente cartel: “Menem es democracia”. Algunas pocas cacerolas se combinaron con los globos y pañuelos negros.
Una hora más tarde, y precedido por el Himno Nacional, abrió el acto Gabriel Lombardo, representante de la agrupación Vecinos en Alerta Lomas del Mirador, el primero de los cuatro discursos programados. Subrayó que “estamos en medio de una guerra civil no declarada”; solicitó al Gobierno “contención a los adolescentes que están tirados en las esquinas fumando paco” y exigió la renuncia del ministro de Justicia de la Nación, Aníbal Fernández, del de Seguridad de la provincia, Carlos Stornelli, y la del propio gobernador bonaerense, Daniel Scioli.
Luego de los reclamos del rabino Sergio Bergman, que bregó por leyes que castiguen a los delincuentes, “seres que dejaron de ser humanos para convertirse en menos que bestias”, fue el turno de Guglielmi, cuya hermana fue asesinada hace más de dos años, aunque en el caso el sospechoso pertenece al círculo íntimo de la víctima.
Informe: Ailín Bullentini.
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