SOCIEDAD › PARO EN LA SEDE DE GENERAL PAZ POR UN EMPLEADO QUE MURIó ELECTROCUTADO
Un operario de mantenimiento del Instituto Nacional de Tecnología Industrial recibió una descarga fatal de 13 mil voltios. El gremio denuncia que la tragedia se originó en las precarias condiciones de trabajo.
› Por Emilio Ruchansky
Si hubiera podido elegir, Juan Mercado hubiera preferido que alguien lo acompañara en su último día trabajo. Aunque el convenio laboral que lo ampara establece que “por razones de seguridad y el tipo de tareas asignadas” debe realizar su guardia con uno o más colegas, Mercado estaba solo y sabía que eso era peligroso. Tiempo antes había visto lo que finalmente le sucedió cuando su compañero Miguel recibió una descarga de 13.200 voltios, mientras hacían tareas de mantenimiento. Aquella vez él llegó a tiempo para salvarlo. El sábado pasado su compañero de guardia se ausentó con aviso y por supuestas razones administrativas nadie lo reemplazaría. Mercado murió porque estaba solo pero también, como denuncian sus compañeros, bajo condiciones precarias. “La vergüenza más grande es que pasó en el INTI”, le dijo un gremialista a PáginaI12, al recordar que este técnico trabajaba nada menos que en el Instituto Nacional de Tecnología Industrial.
El hecho ocurrió al mediodía en la sede de este Instituto, en General Paz y Constituyentes. Mercado estaba en el sector de los transformadores que abastecen de energía eléctrica al predio, hacía 30 años que trabajaba allí. Según un comunicado distribuido por la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), el operario “había hecho las maniobras correctamente y utilizó en forma razonable los elementos de seguridad” antes de ponerse a manipular los transformadores. Sin embargo, una de las llaves para apagarlos falló y quedó pegado. La llave tiene forma de palanca y ya funcionaba mal, por lo que, denuncia el comunicado, “los jefes del sector habían provisto a los compañeros de un palo de madera con un gancho para accionar el mecanismo de una llave cuyo costo se eleva a miles de pesos”. Lo encontraron cinco horas después.
Ayer hubo un paro de 24 horas en el organismo estatal que fue convocado por ATE. Los colegas de Mercado coparon la puerta a la 10 y expusieron un pasacalle que reza: “Basta de muertes en INTI, castigo a la responsables”. Allí figuraba el apellido de este operario y el de otro fallecido en la misma situación, conocido como el Puma Rodríguez. Por la tarde, entraron al organismo en busca de respuestas oficiales y en particular del encargado del área, un contador. Según fuentes del Instituto, él había limitado las horas extra, lo que derivó en que el sábado pasado nadie reemplazara al empleado que pidió ausentarse con 48 horas de antelación, como pide una norma interna.
Los ánimos estaban bastante alterados porque ni los familiares de Mercado, ni los delegados de ATE habían recibido reconocimiento alguno a tres días del hecho. El presidente del organismo, Enrique Martínez, está en Venezuela y regresa el viernes. “No fueron capaces ni de mandar flores al velatorio y del funeral se tuvo que hacer cargo la mutual del INTI, es lamentable”, calificó el delegado Francisco Dolman, quien acusó a las autoridades de “presionar” a Mercado para que cumpliera su labor aunque estuviese solo. “Eran tareas que se podrían haber aplazado hasta el lunes –lamentó el delegado–. No había reemplazo porque además de no pagar horas extra, tampoco devuelven los francos compensatorios.”
Luego de recibir un comunicado del presidente, su vice José Luis Esperon decidió reunir a trabajadores y sindicalistas en el auditorio del Instituto y se los leyó: el presidente informó que los jefes involucrados ya habían puesto su renuncia a disposición. Muchos trabajadores querían la renuncia de todas las autoridades. “No fue un accidente, fue un acto criminal”, indicaron varios compañeros de Mercado. Esperon confió en que los responsables serían echados, mientras los delegados pedían un sumario interno y hablaban de “las responsabilidades penales de los jefes”. Por lo pronto, la policía hizo ayer algunas pericias en el lugar, mientras sus compañeros repartían volantes, donde se afirmaba que “el propio Juan (Mercado) era uno de los que con más énfasis reclamaba que en los turnos nunca hubiera una persona sola. Las autoridades, siempre de palabra, se comprometieron a que así fuera”.
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