Un equipo de científicos de la Universidad Católica de Córdoba obtuvo luz verde del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) para patentar una vacuna para prevenir y atacar a un parásito llamado Giardia lamblia, que coloniza el intestino delgado de los seres humanos, es responsable de infecciones gastrointestinales y se presenta como la causa más común de diarrea en todo el mundo. Si bien todavía no tiene aplicación en humanos, Hugo Luján, principal autor del estudio publicado ayer en la revista científica Nature, adelantó a Página/12 que la estrategia desplegada por su equipo de investigación para producir la vacuna puede replicarse con igual finalidad para combatir los parásitos de la malaria o el mal del sueño, “porque actúan de manera similar al Giardia lamblia”.

Las repercusiones del estudio cordobés dieron la vuelta al mundo. El mismo Luján, quien tuvo que atender varios llamados de medios internacionales durante la tarde de ayer –entre ellos el New York Times y la revista Scientist–, explicó que la importancia del trabajo tiene un motivo específico: “Hasta el momento no existe vacuna alguna efectiva para tratar este tipo de parasitosis”. Y agregó que “lo interesante de nuestro trabajo estuvo centrado en investigar los mecanismos de adaptación de Giardia lamblia para sobrevivir en ambientes y condiciones adversas, entre ellos la variación de los antígenos de superficie que le permite al parásito generar infecciones tanto agudas como crónicas”.

La particularidad de este parásito, que durante su ciclo de vida muda y sufre diferentes cambios que le permiten sobrevivir en ambientes y condiciones desfavorables para su adaptación, es que tiene codificada en su propia herencia una serie de genes que codifican su superficie. Como la ciencia está llena de metáforas, fórmulas para expresar las cosas de un modo diferente, el investigador del Conicet echa mano a una de ellas para explicar cómo actúa Giardia lamblia: “Supongamos que al principio el parásito usaba saco verde; más tarde lo cambia por uno rojo y así se perpetúa durante la infección”.

Este mecanismo de variación de su superficie hace que el parásito se pueda perpetuar en un individuo por dos o tres años. En definitiva, es como si fueran diferentes parásitos que van cambiando de saco continuamente. El grupo dirigido por Luján también descubrió que este sistema de mudanzas está relacionado con el mecanismo de variación antigénica. Sobre el hallazgo, el investigador destacó su importancia porque “permite unir por primera vez dos mecanismos que se creían diferentes y no relacionados: la variación antigénica (que son proteínas que generan respuesta antiinmune) y el ARN de interferencia (mecanismo mediante el cual las células detectan el ingreso de ADN o ARN extraño y tratan de destruirlo)”.

La giardiasis es una enfermedad producida por el parásito Giardia lamblia y se presenta frecuentemente en niños en edad escolar, en jardines y en asilos, aprovechándose de las bajas defensas de quienes infecta. Otro dato particular es que Giardia fue considerado por el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos como susceptible de ser utilizado por el bioterrorismo por su capacidad para ser manipulado y su potencialidad como contaminante de fuentes de agua.