Mié 31.12.2008

SOCIEDAD  › FAMILIARES Y SOBREVIVIENTES RECORDARON A LAS VíCTIMAS DE LA TRAGEDIA DE CROMAñóN

Cuatro años y un dolor que no termina

“No olvidamos, no perdonamos”, fue una de las consignas del acto que se celebró en Plaza de Mayo. Antes, en la Catedral, un obispo reclamó “un replanteo de nuestra responsabilidad común”. La columna se dirigió a Once, el lugar de la tragedia.

“Seguimos en esta construcción porque se lo debemos a los que no están, a los que sí están y a los que vendrán. Porque para recordarlos sólo vale soñar lo que ellos soñaron. No olvidamos, no perdonamos”, concluyó frente al micrófono Nilda Gómez, una de las madres de los jóvenes muertos en la tragedia de República Cromañón que leyó el documento consensuado entre familiares y sobrevivientes. Así, cerca de las 21 dio fin al acto que había comenzado a las 19.30 en el escenario ubicado en la Plaza de Mayo, de espaldas a la Casa Rosada, para comenzar a caminar hacia Plaza Miserere, el lugar donde ocurrió la tragedia hace cuatro años.

“Infierno, negligencia, corrupción, impunidad, desesperación.” Estas y otras palabras les sirvieron a los sobrevivientes y a familiares y amigos de las 194 personas que murieron en el incendio del boliche República Cromañón, al inicio de un recital del grupo Callejeros, el 30 de diciembre de 2004. Fueron las herramientas que utilizaron para contar, en un documento elaborado entre todos los integrantes del movimiento Cromañón, cada paso dado en su lucha por obtener justicia. Fueron las vías que encontraron más eficaces para expresar lo que sienten a cuatro años del momento en que todo terminó para los que ya no están, y que todo comenzó nuevamente para los que aún quedan, más allá de que aseguren que “ninguna palabra queda justa”.

Arremetieron contra el ex gerenciador del lugar, Omar Chabán, contra uno de sus dueños, Rodolfo Levy, contra el ex jefe de Gobierno Aníbal Ibarra, destituido tras un juicio político, y “contra todos los responsables”. Luego, la multitud enfiló hacia Plaza Miserere, como en cada aniversario. “El tiempo juega a favor de ellos y nosotros somos cada vez menos –consideró Julia “Poli” Lanas desde abajo del escenario–. Cuatro años es demasiado tiempo para una sociedad que sólo se inmuta cuando las cosas le tocan de cerca.” Su hija, Noelia, tenía 21 años cuando fue a ver a Callejeros con sus tres amigos. Ninguno de los cuatro volvió.

A cuatro meses de iniciado el juicio contra Chabán, Callejeros, ex funcionarios del gobierno porteño y policías, este cuarto aniversario parece encontrar a los familiares y sobrevivientes en un contexto que para ellos, sin embargo, no ha cambiado demasiado las cosas. “El poder político en Argentina está, hoy más que nunca, por encima del judicial”, sentenció Poli. Cristina, mamá de Ariel Malinovsky, agregó: “Uno siente que Cromañón va a volver a pasar en cualquier momento”.

Además de leer el documento, el grupo de madres que se paró frente a la multitud nombró uno por uno a los fallecidos esa noche y leyó adhesiones, entre las que no faltaron las Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, los familiares de las víctimas del atentado a la AMIA, los padres de Keyvis y de la tragedia de Santa Fe y de familiares de víctimas de la tragedia de Utopía, un boliche incendiado en Perú; de Atocha, el atentado del 11 de marzo en Madrid, España, y del incendio del Shopping en Asunción.

Las imágenes de los que murieron en Cromañón llegaron a la plaza cerca del mediodía, con una muestra fotográfica que los acompaña desde hace tiempo. A la misma hora, pero a metros del santuario que los recuerda, un grupo de sobrevivientes puso en funcionamiento durante algunas horas una radio abierta. De nuevo en la Plaza de Mayo, algunos familiares soltaron al aire su bronca por haber escuchado canciones del grupo Callejeros de fondo.

A las 18, la Catedral Metropolitana abrió sus puertas y ofreció una misa dedicada a las víctimas. Allí, el obispo auxiliar Oscar Ojea dijo: “No hemos aprovechado la oportunidad de este inmenso dolor para hacer un replanteo profundo de nuestra responsabilidad común”, y resaltó las “actitudes heroicas y conmovedoras” de los que salieron de Cromañón y volvieron a ingresar porque “fue más fuerte su sentido de solidaridad, su bondad y generosidad”. Los presentes acariciaban fotos, se entrelazaban con otras, secaban lágrimas o se cerraban en un fuerte apretar de puño.

De nuevo al aire libre, la gente se agrupó frente al escenario –junto a partidos de izquierda que se hicieron presentes– para dar inicio al acto y luego comenzar a marchar por Avenida de Mayo hasta llegar al lugar donde todo ocurrió. Allí arribaron pasadas las 22, escucharon las canciones de Marcelo Santillán, que salió de allí con vida, y vieron bailar a la hermana de alguien que no tuvo esa suerte y recibieron el minuto 50 de las 22 con un aplauso que duró hasta su fin. Así expresaron su dolor, ese que, tal cual expresaron frente al micrófono y de espaldas a la Casa de Gobierno, es “infinito, nunca cesa”.

Informe: Ailín Bullentini.

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