En el caso de los dos bonaerenses sospechados de alguna vinculación con el secuestro de Leonardo Bergara, se realizaron dos ruedas de reconocimiento ante un testigo del momento en que el empresario fue raptado. Y ambos reconocimientos dieron negativo, lo que abrió la puerta para que Hugo Icazati, abogado del teniente Víctor Ariel Vega, anunciara a diestra y siniestra que su defendido no tiene nada que ver con el asunto y que hoy pedirá su libertad. Lo cierto es que se preveía que en la rueda de reconocimiento los dos policías resultarían irreconocibles porque los mismos investigadores admiten que no hay fundamentos para suponer por ahora su participación directa (in situ) en la intercepción de la 4x4 del empresario. Las pruebas incriminantes, por el momento, están situadas sobre las comunicaciones telefónicas ya probadas al celular del capitán Juan Cardozo, celular que su dueño asegura que estaba en poder del teniente Vega, que a su vez lo niega.

A todo esto, para mayor descripción, además de teniente, Vega hacía de casero cuidador de una quinta en Ringuelet, junto con su ex mujer. Allí fueron hallados los seis o siete kilos de marihuana que habían sido birlados del producto de dos operativos policiales el año pasado, operativos en los que habían participado tanto el capitán como el teniente, según informaron fuentes policiales.

Por su parte, el gobernador Daniel Scioli salió al cruce de las apariencias intentando poner una brecha importante entre su gestión y la actuación policial delictiva. La aclaración fue igualmente confusa: “Si hay personal policial involucrado, va a tener un castigo ejemplar –aseveró–, porque así como me tienen a mí simbólicamente como un aliado o como un amigo –sorprendió en su rol de gobernador–, van a tener el peor enemigo los que no honren el uniforme policial”.