Los restos de los seis hermanos de entre 1 y 13 años que fallecieron calcinados en el incendio del edificio abandonado donde vivían con su familia y otras 20 personas, en el barrio porteño de La Boca, fueron inhumados en el Cementerio de la Chacarita durante la mañana de ayer. Su familia decidió despedirlos durante la noche del sábado en una funeraria ubicada frente al lugar donde las llamas les quitaron la vida. Varias dotaciones de bomberos voluntarios de La Boca y de la Policía Federal trabajaron toda la jornada en la extinción del fuego que comenzó a arder durante las primeras horas de la madrugada del sábado por motivos que aún se desconocen y recién dieron por terminadas sus tareas a primeras horas de ayer. Mientras las familias que vivían allí fueron trasladadas a diversos hoteles porteños, los 12 heridos, la mayoría con cuadros de intoxicación por inhalación de humo, aún permanecen internados en hospitales de la ciudad.

La ceremonia de despedida se realizó a las 11.30 de ayer, en el cementerio, ante la conmoción de familiares y vecinos de los cuatro varones de entre 7 y 13 años y dos nenas de 1 y 4 que estaban dentro del viejo edificio de la esquina de Almirante Brown y Suárez –que durante los noventa fue sede del ex Banco de Italia y luego sucursal del ex Banco Río–, cuando éste comenzó a arder.

“Es gente digna, los chicos estaban escolarizados, estaban vacunados, sus papás los tenían limpios las 24 horas del día. Si quedaron atrapados (en el edificio) es porque el padre les hizo un ambiente más cómodo para diferenciarlos de ellos”, señaló un allegado en declaraciones a la prensa.

Las víctimas vivían allí con su mamá y su papá que, como ellos y las demás familias con las que compartían el lugar –en total eran 12 adultos y 16 menores–, se encontraban durmiendo. Al haber sido despertado por el humo, el padre comenzó a sacar del lugar a todo chico que se cruzaba en su camino, pero ninguno de ellos fue alguno de sus hijos. Si bien en un principio el matrimonio supuso que estaban desaparecidos, a media mañana, con las llamas bajo perfecto control, los bomberos encontraron los cadáveres calcinados dentro del ex banco, uno al lado del otro, como si, del susto, se hubiesen escondido todos juntos.

Hace casi una década que el edificio de la esquina de Brown y Suárez se convirtió en refugio de familias cuyos recursos –obtenidos, en su mayoría, a través del cartoneo– no les alcanzan para sostener un alquiler y alimentarse a la vez. Las personas que habitan el lugar fueron variando con el correr del tiempo, pero las condiciones de hacinamiento habitacional de todos los que alguna vez pasaron por la ex sucursal bancaria fueron más o menos parecidas.

Fueron cinco las dotaciones de bomberos, entre los voluntarios de La Boca y pertenecientes a la Policía Federal, que acudieron al lugar para extinguir las llamas, tarea que les llevó más de 24 horas. Es que, debido a los elementos que había dentro del edificio –casillas de madera y cartón, colchones, mantas– las llamas se expandieron con rapidez. Voceros del cuartel de voluntarios aseguraron que “no hay focos activos en el lugar, los cuerpos fueron retirados, los heridos están siendo atendidos en distintos hospitales y el resto de la gente ya fue ubicada en hoteles porteños”.

Si bien aún no fue identificado el hecho que originó la primera chispa, la hipótesis que resuena con más fuerza habla de un cortocircuito producido en la precaria instalación eléctrica que daba luz a las casillas dentro del lugar.