SOCIEDAD › CRISTINA FERNáNDEZ RECORRIó TARTAGAL, RECIBIó RECLAMOS Y PROMETIó AYUDA
La Presidenta escuchó las protestas de los pobladores de la ciudad arrasada por el alud. Dijo que es necesaria una “solución estructural” y planteó la paradoja de que en una zona de producción gasífera la gente no tuviera gas natural.
Con los zapatos y el ruedo de los pantalones llenos de barro, luego de una recorrida por las zonas afectadas de Tartagal, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner reconoció que el alud ocurrido puso las cosas “a nivel de tragedia”, pero que “la verdadera tragedia es la pobreza estructural” que sufren los habitantes de esa zona. Ayer, dos días después del desastre, todavía había 760 evacuados, sobre un total de diez mil damnificados. La única noticia positiva fue la aparición de seis de las ocho personas que habían sido denunciadas como desaparecidas. Siguen en esa situación dos mujeres, madre e hija (ver aparte). Los informes oficiales dicen que son “alrededor de 300” las casas que quedaron bajo el lodo y que “30 de ellas” fueron arrasadas y quedaron totalmente destruidas. Las estimaciones de vecinos y ONG locales elevan el número “a más de mil casas, muchas de ellas precarias”. Rafael Mario Montaña, que vive a 300 metros del foco del problema y fue víctima directa, le dijo a Página/12 que “son muchas más las casas afectadas, porque hay viviendas muy precarias, como las del barrio de los Tobas, que son habitaciones de cuatro por cuatro que fueron arrasadas por el lodo”.
La Presidenta, que primero hizo una recorrida aérea acompañada por el gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, después pidió visitar algunas de las casas afectadas. Algo molesta por el alud de periodistas que la seguía a todas partes, Fernández de Kirchner dijo que “lo que hay que hacer es retirar las casas que están cerca de los cauces” y que es preciso plantear “una solución estructural” al problema de los aluviones que ocurren en la zona en forma periódica. En ningún momento habló sobre las posibles causas del problema. Ambientalistas y vecinos denunciaron que el problema se debió a los desmontes compulsivos que se vienen realizando desde hace muchos años. Ayer también recorrió la zona una delegación de Greenpeace.
Según la organización ecologista internacional, Salta es una de las provincias “con mayores niveles de deforestación del país”. Citando como fuente la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Humano de la Nación, precisó que “entre 1998 y 2002 la superficie deforestada en la provincia fue de 194.389 hectáreas, mientras que entre 2002 y 2006 se duplicó la superficie deforestada, hasta llegar a las 414.934 hectáreas”.
Durante sus contactos con la prensa, la Presidenta habló sobre otros temas relacionados con la situación de “pobreza estructural” que sufren los habitantes de Tartagal, una ciudad de cien mil habitantes, que tiene hoy a más de un diez por ciento de ellos bajo el lodo y el agua. “La gente acá no está conectada a la red de gas y tiene que irse hasta otro lugar para buscar una garrafa”, cuando Tartagal “produce 23 millones de metros cúbicos de gas” al año. Sostuvo, en ese sentido, que es “la pobreza más absoluta, que es la pobreza estructural”. En ese sentido, prometió que se reforzará “la obra pública y la ayuda en forma inmediata, porque hay gente que se ha quedado sin nada”.
Rafael Mario Montaña, poblador de la zona que conversó con este diario, opinó que lo ocurrido “no se soluciona repartiendo dos paquetes de harina y una botella de aceite”. Respecto de las denuncias sobre la deforestación como causal principal de la tragedia –postura que fue refutada por el gobierno provincial–, estimó “como observador del terreno, porque vivo aquí y porque no hay que ser un catedrático para darse cuenta”, que “son varios los factores: el desmonte generalizado que eliminó bosques enteros; el desmonte a mano, con motosierras, que significa tirar diez o doce árboles para abrir un camino; las empresas petroleras que abren rutas con topadoras produciendo importantes movimientos de tierra y las explosiones que hacen esas mismas empresas en la búsqueda de yacimientos”. “La zona tiene pasturas bajas y por eso los árboles son importantes para contener los aluviones. Yo vivo a 300 metros del puente que se desplomó. Tengo la casa inundada, se me quemó la heladera y todo por culpa del desmonte y del accionar de las empresas petroleras, que son las mismas que pidieron el desmonte”, insistió Montaña. Anoche, en Tartagal había mucha expectativa porque el Servicio Meteorológico Nacional había pronosticado lluvias y hasta la posible caída de granizo.
El director de Operaciones de Defensa Civil, Lucio Ganami, informó ayer que hay “entre ocho y diez mil afectados, muchos de los cuales perdieron todo”. El subsecretario de Defensa Civil, Gustavo Paul, dijo por su parte que hay máquinas de la Municipalidad que están trabajando “para despejar el cauce del río Tartagal y la avenida Packman, que quedó cubierta de lodo”. Al mismo tiempo, hizo saber que “están avanzadas las tareas del corte del puente ferroviario para retirarlo e impedir que tape el cauce del río y también se están sacando los troncos y el lodo en el sector que funcionó como embudo”. El secretario de Obras Públicas de Salta, Juan Carlos Galarza, aclaró que retirar los restos del puente ferroviario “demandará dos o tres días”.
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