En Glew, un hombre de 28 años mantuvo como rehén a su novia de 16, para evitar que la policía se la llevara, tal como había pedido la madre de ella.
En el amor y la guerra, todo vale. Por ello, cuando la policía llegó a su casa a llevarse a su joven amante, Gustavo Galarza, de 28 años, perdió la razón y trató por todos los medios de mantenerla a su lado. El romance, que había nacido de espaldas a los padres de la adolescente de 16 años, fue consolidándose con el tiempo. Pero cuando la madre de la joven se enteró, puso el grito en el cielo. Ayer por la mañana, cuando vio que su hija no había vuelto a dormir, hizo la denuncia en la policía.
Los oficiales, al llegar al domicilio, pensaron que se encontrarían con una disputa familiar. Tocaron el timbre y le informaron a la pareja que la adolescente debía retornar a su casa. Repentinamente, Galarza cerró la puerta y comenzó a gritar que no la dejaría ir y que la mataría si los uniformados intentaban algo.
Minutos después, para reforzar su posición exhibió a la chica por la ventana, mientras la apuntaba con una supuesta pistola, que más tarde se descubrió que sólo era un caño de metal. Finalmente, el joven enamorado se rindió y entregó a su amante ilesa.