Lun 16.03.2009

SOCIEDAD  › UNA MARCA ARGENTINA PRODUCE INDUMENTARIA “INTELIGENTE”, CAPAZ DE CARGAR I-PODS Y OTRAS YERBAS

Ropa con diez dedos de frente

Tienen incorporado un sistema anti UV, llevan paneles solares para cargar baterías de i-pods, celulares, notebooks. Telas que absorben el sudor y lo evaporan. Ahora diseñan una campera para motociclistas que se endurece en caso de una caída.

› Por Sonia Santoro

A primera vista, estas remeras infantiles son comunes. En el frente tienen simpáticos animalitos. Pero cuando se las expone a la luz, aparecen los pensamientos de los animales completando el cuadro, para volver a desaparecer a la sombra. Además de lo divertido que puede resultar para niños y niñas, lo que estas remeras tienen y que nunca se verá es protección UV y antimicrobianos. Este es apenas un ejemplo de la alianza entre diversión y salud que ofrecen tendencias textiles, promocionadas como “moda inteligente”, que están cada vez más instaladas en el país. Con cierto retraso aún, también hay ropa con posibilidades de adherir aparatos electrónicos.

Las remeras son parte de la nueva colección infantil de Indarra.dtx, empresa nacional creada por Patricia Gayoso en el 2007. Después de años de trabajar en el mundo textil, vio que había un gran potencial en textiles que no se desarrollaban en el país y se dispuso a explotarlo. Al mismo tiempo, la omnipresencia de la tecnología en la vida urbana la llevó a tratar de brindar en sus diseños soluciones a algunos problemas comunes para quienes consumen tecnología cotidianamente, como falta de electricidad para cargar la notebook o de conexión para poder enchufar el i-pod. Así desarrolló las dos ramas de lo que se conoce como ropa inteligente: la microelectrónica, para brindar desde la ropa la posibilidad de administrar dispositivos electrónicos. Y nano tecnologías, que son tratamientos en las telas para darles beneficios adicionales, antiarrugas, antimanchas, rayos UV (radiación ultravioleta).

En esa línea, telas que producen alergias o transpiración excesiva, costuras de medias que torturan los dedos de los pies, géneros inflexibles que aprietan sin piedad, pasarán a la historia. Por lo menos eso prometen las nuevas tendencias. Así como superar radicalmente avances tecnológicos que en los ‘70 parecían disparatados (recuerde al Superagente 86) y hoy fueron superados y que se venden como “necesarios” para la vida diaria. Es que este tipo de prendas y tejidos cambia el paradigma del consumo de ropa. “Antes se concebía la prenda de otra manera. El paradigma era que diera abrigo, confort y un aspecto estético interesante según la moda. Sólo eso se le pedía. No otras funcionalidades como las hay hoy, que las prendas sea una interface que se adapte al clima y a tus condiciones corporales. Este es el concepto de un textil inteligente, que cambia su respuesta en función de las condiciones climáticas y de lo que diga el cuerpo. Puede que se convierta en algo más abrigado, que te permita evaporar más rápido la transpiración”, explica la ingeniera textil Patricia Marino, que dirige el sector de Investigación de Textiles del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI).

Indarra.dtx es la única marca argentina que se dedica exclusivamente a estos productos. Según Marino, en el país todavía no hay gran difusión por el tamaño del mercado. Y da un ejemplo: “Nuestro sistema de salud no hace grandes inversiones. Un emprendedor nos había acercado el desarrollo de una manta que va debajo del enfermo, es antimicrobiana y lo mantiene siempre seco; algo interesante pero tiene un precio más alto que lo que se usa corrientemente y no pudo introducirlo en el sistema de salud aunque sí tiene interesados en Francia”.

“Los tejidos inteligentes en su mayoría son importados, y mezclándolos con el algodón u otro producto nacional lográs en la mezcla hacer distintos tipos de tejidos. Pero casi todas las marcas de primera línea tienen alguna prenda con esto. En una línea de 20 productos hay algunos premium que le ponen aditivo especial a la prenda estándar”, explica Ernesto del Burgo, director de la revista Punto & Seguido, medio especializado en textiles desde 1965.

Una empresa internacional que vende tejidos en Argentina es Invista, explica del Burgo, con innovaciones para ropa íntima, de playa y medias. Por ejemplo el tejido Colmax (r) “un hilo de poliéster especial, único en el mundo, con una sección que está específicamente diseñada para el secado rápido. Además de succionar el sudor, permiten que las gotas de sudor se expandan por el hilo. La evaporación se nutre de calor, absorbiéndolo del hilado, con lo que hace que éste baje su temperatura. Al tener el tejido en contacto con la piel, se produce un refrescante intercambio de temperatura entre el tejido y cuerpo”, señala.

En prendas antitranspirantes, antibacterianas, que no retienen olores, hiperflexibles y livianas, las marcas deportivas están a la vanguardia. Nike, por ejemplo, está lanzando por estos días Mercurial Vapor, que vende “una bota tan ligera como lo permitan las leyes físicas”. En su página web explican que son las primeras botas de fútbol en usar “la revolucionaria tecnología flywsire inspirada en los puentes de suspensión que distribuye una serie de filamentos estratégicamente para ofrecer un soporte ultraligero” (¡no aptas para potreros!).

En Indarra.dtx, lo que más se venden son las remeras con aplicaciones que permiten secado rápido, evitan los olores y tienen protección UV. La vedette es una campera con panel solar en la espalda, que permite acumular energía para luego recargar celulares, mp3 o ipod (es el producto más caro, a 1250 pesos; aunque hay ropa desde los 130),

Como se ve, el aspecto lúdico es el que más vende. “Lo que falta es conciencia –dice Gayoso–. Estoy desarrollando una campera para gente que anda en moto. Son cosas de súper avanzada. Es una tela superflexible, pero se vuelve rígida bajo un movimiento repentino. Si se cae, automáticamente se le forma un caparazón. Pero en un país donde mucha gente no usa casco...”.

También es muy importante saber que ha sido testeado el riesgo potencial de estas prendas, algo que en Argentina no se hace. “En Europa hay un centro específico que testea el posible daño que puedan producir en el cuerpo, ya sean productos tradicionales como los otros. Por ejemplo, en el uso de nanopartículas se manipulan productos a nivel atómico de manera de darles nuevas propiedades, y está difundido usar nanopartículas de plata como antimicrobianas y con poder cicatrizante; ahora hay que ver cómo están adheridas porque si las empezamos a perder en el lavado o en el aire las estaríamos respirando. Yo he visto que acá se promocionan telas con nanopartículas de plata depositadas en su superficie, lo cual es muy riesgoso”, dice Marino.

Por lo pronto, Gayoso, que en el invierno sufre cuando sus deditos se congelan de frío, ya está pensando en crear camperas que puedan calentarse en los bolsillos y la espalda.

La nueva era textil, iniciada en los ’80 en Japón (ver recuadro), parece no tener frenos.

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