Dos días después de haber rechazado las imputaciones de asesinato y esclavitud de su hija y los hijos que tuvo con ella, Josef Fritzl, el Carcelero de Amstetten, aceptó en la audiencia de ayer haber dado muerte a uno de los dos gemelos que Elizabeth dio a luz encerrada en el sótano de la casona de la calle Ypps, en mayo de 1996. “Me declaro culpable por los crímenes de los que he sido acusado”, sostuvo al iniciarse el tercer día de juicio en el Tribunal de Sankt Pölten, 62,9 kilómetros al oeste de Viena.

Interrogado por la presidenta del tribunal, Andrea Hummer, sobre la razón por la que modificó su postura, Fritzl respondió que se había sentido inducido luego de presenciar “el testimonio en video” de Elizabeth, su hija, y agregó: “No sé por qué no intervine (durante el nacimiento del gemelo). Confiaba en que el niño saldría de ella. Reconozco que soy culpable, tendría que haberme dado cuenta de que el bebé estaba muy mal. Lo lamento”. Después, llegó el turno del informe psiquiátrico. “Persiste el peligro de que cometa de nuevo actos graves si no recibe tratamiento –afirmó la psiquiatra Adelheid Kastner–. Es necesario tratarlo hasta que se pueda decir que ya no representa un peligro. Por consiguiente, se dan las condiciones para internarlo en una institución psiquiátrica.”

Al tribunal le interesaba saber los riesgos de reincidencia que implica Fritzl para la sociedad, ya sea por absolverlo, ya sea por el hecho de quedar libre luego de cumplir su condena. En ese aspecto, la fiscalía había solicitado que Fritzl, de 73 años, fuese internado en un establecimiento psiquiátrico. En el extenso informe previo al juicio, Kastner había concluido en que Fritzl fue responsable de sus actos durante los veinticuatro años en que secuestró y violó a Elizabeth en el sótano de su casa. Pero también señaló que el hombre sufre graves problemas de personalidad y desviaciones sexuales.