Sáb 02.11.2002

SOCIEDAD  › EL DEBATE SOBRE EL PAPEL DE LOS MEDIOS EN EL CASO ECHARRI

Cuando el rating es de alto riesgo

Antonio Echarri criticó a algunos medios con dureza por su guerra en la que todo vale. Aquí, lo que opinan los expertos.

› Por Alejandra Dandan

El caso Echarri dejó a los medios en una encrucijada: “No me hagan hacer comentarios sobre lo que vi y escuché por parte de la prensa”, dijo Antonio apenas liberado. Esas palabras se convirtieron en uno de los debates más calientes del día. Echarri no criticaba a todos sino a “los estúpidos de siempre” y quienes hablaban “gansadas”. No dio nombres, pero mencionó la difusión de una grabación falsa donde aparecía su voz. Y habló también de la guerra, de una guerra que aparece una y otra vez con la difusión de estos casos, donde la victoria se reduce al negocio de una audiencia cautiva, sintetizada en los puntos de rating. En la semana de cautiverio de los Echarri existió la guerra, pero además hubo buena información y mala información. Hubo operaciones de las fuerzas de seguridad que intentan a través de los medios saldar internas políticas, hubo acusaciones y también, sobre todo, un debate que puede seducir a quienes buscan consenso para restringir la libertad de informar y al derecho de informarse.
Durante estos últimos días existieron varios hechos importantes en torno a la política y al rol de los medios. Uno de ellos fue el encuentro entre el ministro de seguridad de la provincia, Juan Pablo Cafiero, y la cúpula de la Bonaerense el miércoles a la noche, cuando pensaban que Antonio Echarri estaba muerto. Tal como informó Página/12 ayer, en esa reunión se planeó una estrategia para que la noticia no cayera como dinamita entre lapoblación. Una de las líneas de acción era ir goteando la noticia de a poco y en algunos medios. Pocos minutos después, aquella idea comenzaba a aparecer de modo potencial o sugerida en algunos canales, entre ellos el 9. Esas fueron algunas cosas que disgustaron a Echarri: “Solamente tengo críticas para los idiotas que todo el país conoce –dijo Antonio–, no tienen escrúpulos”. Buena parte de esa información llega a los medios por fuentes policiales. Es decir, es la misma fuerza de seguridad quien alimenta el juego.
La presencia de los medios, la búsqueda de la primicia y los intentos por limitarla es un tema tan viejo como los años que han pasado desde la guerra de Vietnam, dice Carlos Campolongo, titular de Planificación de la Actividad Periodística de la UBA. “También en ese momento, el gobierno norteamericano intentó prohibir la trasmisión, pero no pudo”. Aquella intervención produjo, entre otros efectos, un repudio a la guerra en buena parte de los norteamericanos. Lo nuevo, para Campolongo, no es, entonces, la intención de limitar el trabajo de los medios ni las coberturas sino la “moda de espectacularizar todo, que no tiene oposición ni siquiera entre la audiencia”. “El mismo público que está frente al televisor manteniendo el rating –sigue Campolongo–, no asume un espíritu crítico capaz de cambiar el canal.”
En esa carrera por la audiencia, esta semana han quedado atrapados los canales de televisión, en especial la dupla formada por el 9 y América. El miércoles y el jueves, los dos canales alteraron casi todo el contenido de su programación. Los dos son los canales de menos audiencia y esa condición les permite jugar con más libertad a la hora de alterar la grilla. Para los dos, el cambio se convirtió en una apuesta exitosa. Duplicaron audiencia el miércoles con trasmisiones especiales y, de paso, le restaron público a Telenoche Investiga. ¿Dónde estaban los otros televidentes? En otro canal: América y el 9.
¿Cómo hicieron estos dos canales para sujetar a quienes estaban del otro lado de la tele? En ese momento, apareció por ejemplo aquella grabación cuestionada por Antonio Echarri. Eso es lo que en la jerga se llama “mandar fruta”, dice ahora Ricardo Cámara, periodista y gerente de noticias de Canal 9 durante cuatro años, hasta la llegada de Hadad: “Cuando hablo de mandar fruta –dice Cámara– hablo de mandar fruta deliberada”.
–¿Y cuál puede ser la razón de hacerlo?
–La primera razón es la de encarar la guerra por el rating de una manera indebida, es decir, mandar especulaciones o deducciones o rumores no debidamente chequeados con el propósito de ganarle al canal de al lado. A la larga es perjudicial para el propio medio, que lo hace porque puede ganar un día, dos días o un mes, pero en el mediano plazo pierde credibilidad, y por lo tanto, audiencia.
Pedro David es uno de los jueces federales de la Nación, presidente de la Cámara de Casación Penal, y además uno de los integrantes de la Comisión coordinada por León Arslanian para discutir las medidas sobre secuestros. Desde ese lugar, piensa en la relación entre medios, información e instituciones: “No entregarles a los medios información, no; al contrario: las autoridades están obligadas a tomar los medios también como un hecho de protección a las víctimas”. Además, sabe que la intervención de los medios permitió “revelar irregularidades como la participación policial en estos casos”.

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