Un nuevo escándalo parece ensombrecer a la Iglesia Católica, esta vez en la provincia de San Luis, donde un diario publicó la denuncia de un hombre quien habría sido forzado a mantener relaciones sexuales con el sacerdote Juan Ignacio Marín, titular de la parroquia de Nuestra Señora de la Merced, ubicada en Mercedes, cuando vivía como pupilo en un anexo de esa parroquia. Recientemente, Marín había sido separado de la Iglesia por el obispo local.
Luego que el caso Grassi tomara estado público, y teniendo conocimiento de las denuncias que pesan sobre el obispo Edgardo Storni, R.R., un hombre de 32 años que actualmente vive en la Capital Federal, decidió contarle al Diario de la República, todo lo que había sucedido hace ya casi 14 años, cuando llegó a Mercedes para continuar con sus estudios religiosos. Sin revelar su identidad, y antes de hacer la denuncia en la Justicia, contó que el primer episodio de acoso sucedió cuando tenía 17 años y vivía como pupilo en la parroquia a cargo de Marín. “Un día, durante la siesta -relató R.R.–, el padre Juan Ignacio Marín ingresó a mi habitación y comenzó a acariciarme. Luego, con su mano, fue señalando los lugares del cuerpo que quería que besara o acariciara, para finalmente mantener relaciones sexuales con él.”
Esta situación se prolongó a lo largo de un mes, hasta que R.R. no aguantó más y, superando su temor a perder la casa y la comida que le brindaba el cura, le contó todo lo que estaba ocurriendo al obispo de San Luis de ese momento, monseñor Juan Laise, quien le recomendó que guardara silencio y luego de una semana lo trasladó a otro seminario.
Ayer, Marín –quien fuera destituido el viernes pasado por el actual obispo de San Luis, monseñor Lona, por haber incurrido en “conductas irregulares que fundamentan la cesación en el cargo”– se presentó espontáneamente ante la Justicia puntana para ponerse a su disposición y conocer si existía alguna denuncia en su contra. Al retirarse resaltó que “es sólo una noticia que corre por cuenta del diario, ya que no se presentó ninguna denuncia”, y aclaró que su destitución no tenía nada que ver con este caso, lo que fue confirmado por el asesor legal del obispado, Marcelo Shortrede.