Al menos 18 personas murieron en la mañana de ayer al estrellarse un avión de la compañía Luxair con 22 personas a bordo cerca del aeropuerto de Luxemburgo, que en ese momento se encontraba cubierto por una espesa niebla. Anoche, dos heridos se encontraban internados en grave estado, mientras que los otros dos pasajeros que completaban el pasaje estaban desaparecidos.
El accidente se produjo cerca de las 10, hora local, a dos kilómetros del aeropuerto de la capital luxemburguesa cuando el avión, procedente de Berlín, se aproximaba para su aterrizaje. Poco antes de esa hora, la torre de control del aeropuerto indicó que había perdido la señal del avión. La nave, un Fokker 50 en funcionamiento desde 1991, transportaba a 19 pasajeros y tres tripulantes. Según informó un portavoz del gobierno, se cree que el piloto está probablemente entre los sobrevivientes.
Los pasajeros del avión eran en su mayoría “de nacionalidad alemana, empresarios que venían a Luxemburgo por un día”, indicó el ministro de Interior, Michel Wolter. No se quiso “avanzar ninguna explicación” sobre el origen de la catástrofe, mientras que la policía inició ayer la investigación.
Un taxista, Guillaum Wainachter, fue el primero en llegar al lugar del accidente, e intentó en vano salvar a los pasajeros que gritaban dentro del avión antes de que se incendiara.