SOCIEDAD
Los abogados de Grassi ahora van por el juez y el fiscal general
Envalentonados tras la caída del fiscal del caso, la defensa del cura recusó al fiscal general y al juez Alfredo Meade, al que acusan de haber prejuzgado por sus dichos en la televisión.
› Por Carlos Rodríguez
En términos futboleros, hay quienes sostienen que no hay mejor defensa que un buen ataque. Esa parece ser la lógica de la trilogía de abogados que, en forma directa o indirecta, pugnan por salvar el cuestionado buen nombre y honor del padre Julio César Grassi. El abogado Jorge Sandro, defensor de Grassi en la causa por presunto abuso de menores, siguió la carga contra los acusadores, en este caso pidiendo la recusación del juez de Garantías Alfredo Humberto Meade e incluso del fiscal general Federico Nieva Woodgate, aunque éste ni siquiera ha tenido participación directa en la causa. Sandro insistió en pedir la nulidad de lo actuado hasta ahora y la libertad del sacerdote “por falta de mérito”. En la recusación, Sandro fue acompañado por Miguel Angel Pierri, patrocinante de tres jóvenes que son empleados de la Fundación Felices los Niños y que desmienten lo que se dijo de ellos –y de Grassi– en el programa “Telenoche Investiga”.
Al tomar conocimiento del planteo realizado por Sandro, el fiscal general Nieva Woogate interpretó que, en su caso al menos, no existe “ninguna razón ni podría haberla” para apartarse de la causa. En relación al juez Meade, los abogados Sandro y Pierri argumentaron que piden que se aparte de la causa por “los deslices que cometió en la filmación de un programa”, aludiendo a la primera emisión del “T.I.” referida a los presuntos abusos cometidos por el padre Grassi. Cuando aludió al lugar donde dormía el sacerdote, el juez estimó que parecía “una suite nupcial”, término que bien podría tomarse como un exceso verbal de su parte. Los abogados pretenden que se lo considere “prejuzgamiento”.
Para agregar condimentos a la recusación del juez, Sandro aseguró que “una jueza del Tribunal de Menores de Morón nos dijo que Meade pidió públicamente disculpas, en una reunión de funcionarios judiciales, por los deslices que cometió” en el programa. Según el abogado defensor de Grassi, esto significaría que el juez “no sólo reconoció documentadamente (sic) su error y su manifestación impropia, sino que tuvo que pedir disculpas ante sus colegas, lo que implica un reconocimiento de su impostura”.
Según Sandro, lo que dijo Meade frente a las cámaras fue “un grave error de prejuzgamiento que impide al magistrado poder continuar al frente de la causa”. Los letrados aseguraron en su presentación que “existen irregularidades producidas a lo largo de la tramitación de la causa” y por ello insisten en reclamar “la nulidad de todos los actos de investigación practicados desde su inicio hasta la actualidad”. En el escrito piden “la libertad de Grassi por falta de mérito” y rechazan la prórroga prevista para que la nueva fiscal del caso, María Rita Bustamante, se pronuncie sobre la situación procesal del imputado.
El fiscal general Nieva Woodgate separó al fiscal original, Adrián Flores, porque el tercer abogado defensor en cuestión, Luis Moreno Ocampo, lo acusó de haber actuado con imparcialidad al eliminar dos párrafos de la declaración de una testigo, justo cuando hablaba bien del padre Grassi y mal de uno de los chicos que lo acusa por abuso sexual. Nieva Woodgate sacó del medio a Flores “por las dudas sobre su imparcialidad”, aunque él interpretó que “no hubo intención de parcialidad alguna”.
Ayer se supo un detalle que no fue aclarado en su momento por Moreno Ocampo: la declaración de la testigo había sido en el marco de la denuncia por una presunta extorsión contra Grassi –en la que el sacerdote es asistido por el ex fiscal federal– y no en el expediente por supuesto abuso sexual. Si bien una omisión de ese tipo siempre despierta sospechas, es relativo el valor jurídico de una declaración que favorece a Grassi, si la misma es formulada por una persona allegada al sacerdote, en una causa que apunta a fortalecer su posición.
Al justificar la recusación al fiscal general, Sandro dijo que “convalidó la actuación del fiscal”, cuestionamiento más endeble que el dirigido al juez Meade. El fiscal general, además de decir que no existen elementos para sacarlo de la cancha, recordó que si quieren recusarlo”deben acudir a la Cámara de Apelaciones y no al Juzgado de Garantías” como hicieron Sandro y Pierri. Cuando la táctica es embarrar la cancha, cualquier fórmula es bienvenida.