Como se había anticipado, en el crimen del abogado Ricardo Fariña, de 62 años, descuartizado en Adrogué, apareció la mujer que habría sido la autora material del hecho. Sandra Indiana Reyes Schmidt, de 41 años, fue detenida el viernes en Longchamps. Aunque se negó a prestar declaración ante el fiscal del caso, César Lucero, tiene que levantar varios indicios en su contra. La detuvieron luego de rastrear dos llamadas que ella habría realizado a la provincia de Tucumán con un celular que pertenecía a Fariña. Ella habló con su ex novio Carlos Arnero, a quien le habría dicho en forma textual: “Me mandé una cagada, lo maté al boga (por Fariña). Lo maté porque estaba harta de sus perversiones sexuales”. Eso fue lo que declaró, ante la Justicia, el propio Arnero, quien tuvo que explicar por qué calló tanto tiempo lo que sabía. La constatación con la empresa de telefonía celular demostró que hubo dos llamados a Tucumán: el 13 y el 14 de julio. Arnero dijo que ella lo amenazó de muerte y que tuvo temor. Una fuente policial le dijo a Página/12 que “hay dudas sobre lo que dijo Arnero. No hay que descartar que él haya tenido alguna participación en los hechos”.

La mujer detenida se negó a declarar, pero un allanamiento posterior en su casa de Longchamps tuvo como resultado el secuestro de ropa manchada con sangre y un par de ojotas que coincidirían con una pisada hallada en la escena del crimen, la vivienda de Fariña, en Combate de Juncal 935 de Adrogué. De la mujer se sabe que es maestra y tucumana. Al parecer mantenía una relación con el abogado que estaba regida por lo sexual. Según lo declarado por Arnero –su situación oscila entre el testigo y el posible sospechoso–, Reyes Schmidt estaba “asqueada” por los hábitos sexuales de la víctima, que la había filmado desnuda. Los videos, realizados mientras tenían sexo, eran exhibidos por Fariña, como una hazaña, frente a sus amigos y vecinos, incluyendo un grupo que trabaja en un taller mecánico de la zona.

Los policías de la comisaría de Adrogué y de la Departamental del Partido de Almirante Brown encontraron en la casa de Longchamps “algunas prendas de vestir con manchas de sangre que serían de la víctima”. De todos modos, hay que realizar pericias para corroborarlo, incluso con las ojotas, para ver si son las que dejaron huellas en el baño de la casa del abogado. El cuerpo de Fariña fue trozado en la bañera. Algunas partes aparecieron en el freezer, otras en bolsas de nylon dentro del changuito de un supermercado y otras en la bañera, cubiertas con cal. Una pisada blanca, de cal, que coincidiría con el tamaño de las ojotas encontradas, podrían constituirse en prueba contundente contra la mujer.

El cuerpo de Fariña fue hallado el 5 de agosto, pero está prácticamente confirmado que el crimen ocurrió el 11 de julio. Esto se deduce de la prolija agenda, escrita día a día, por el abogado. “En ese cuaderno anotaba en forma puntual todas sus actividades. El último escrito está fechado el 11 de julio. Eso estaría indicando que ese día o la madrugada del 12 lo asesinaron”, explicó a este diario una fuente policial. Arnero dijo ante la Justicia que su ex novia lo llamó dos veces para confesarle lo que había hecho y para pedirle ayuda. Para tratar de justificar el crimen, la mujer, según Arnero, le aseguró: “El me obliga a tener sexo bajo la amenaza de raptar y violar a mi hija”. La chica tiene 15 años.

El celular de Fariña no fue hallado en la escena del crimen, pero sí encontraron el estuche y la numeración se obtuvo a través de la hermana del abogado, que fue quien encontró el cuerpo mutilado de la víctima. Arnero fue localizado a partir de los llamados que recibió el 13 y el 14 de julio. Recién la semana pasada se presentó a declarar, lo que lo convierte también en sospechoso. “Tenía miedo, ella me amenazó con matarme en caso de que la delatara”, alegó el por ahora testigo para justificar su extraño silencio. La maestra habría respondido algunos mensajes de texto dirigidos a Fariña. Ella, haciéndose pasar por él, le decía a sus amigos que se iba de viaje con una chica joven de la que estaba enamorado y a la que había dejado embarazada. “Lo hacía para ganar tiempo, porque su intención era la de hacer desaparecer de a poco el cuerpo y evitar que se comprobara el homicidio.”

Una testigo importante podría llegar a ser una vecina que llamó a la puerta de Fariña días después del 11 de julio y fue atendida por una mujer, que sería la detenida. “‘Richard’ (como llamaban al abogado) se está bañando”, fue la excusa que recibió la vecina. Era una mentira a medias: Richard estaba en la bañera, trozado.