Mar 29.09.2009

SOCIEDAD  › LOS PADRES DE LA NENA ORGANIZARON UNA MARCHA EN RíO GRANDE

Un año sin que se sepa nada de Sofía

Hace un año, el último en ver a Sofía Herrera habría sido Edgar, el hijo de un amigo de sus padres, cuando alguien la subió a un auto. Pero el testimonio del chico fue desacreditado por los peritos psiquiátricos. Entonces –conforme a la causa–, el último en ver a la niña de tres años y ocho meses habría sido Alberto Urrutia, único acusado de la causa y cuidador del camping fueguino John Goodall, de donde desapareció la pequeña. Aunque las pruebas no son fuertes y podría quedar en libertad. Ayer, a un año de la desaparición de Sofía –cuando compartía un día de camping con sus padres y una familia amiga–, los habitantes de Río Grande volvieron a ver su rostro empapelando la ciudad como marco de un marcha para reclamar por su aparición. Unas 300 personas participaron de la movilización encabezada por los padres de la niña, el obispo local, Juan Carlos Romanín; el intendente de Río Grande, Jorge Martín, y la gobernadora provincial, Fabiana Ríos, que ratificó el “compromiso” de su gobierno con las autoridades judiciales “en la búsqueda y esclarecimiento” del caso de la chiquita.

“Ayúdennos a encontrar a Sofía”, sentenció Fabián Herrera, el padre de la niña desaparecida hace un año, frente a los centenares de personas y organizaciones como Madres del Dolor que participaron de la movilización. La marcha partió ayer, pasadas las 17, de la Plaza de la Américas y finalizó en una céntrica esquina de Río Grande. “No puede ser que hace un año que la robaron a mi hija del camping. Si hubiera muerto, hubiésemos encontrado algo”, advirtió el padre ante la falta de pruebas fuertes que encaucen la investigación.

“Está viva y alguien la tiene”, repitió el padre de la niña y desafió a quienes dudan de él y su mujer –María Elena Delgado, madre de Sofía– al señalar que están “abiertos para que averigüen lo que quieran. Hay gente que dice que nosotros la vendimos, que la matamos y eso no es así”.

A 366 días de la desaparición de la niña, la causa sólo cuenta como único acusado a Alberto Urrutia, cuidador del camping donde se vio por última vez a la niña –a 60 kilómetros de la ciudad más cercana–. Ante un pedido del abogado defensor, la Cámara de Apelaciones provincial deberá decidir si el imputado por sustracción de persona continúa con prisión domiciliaria o recupera su libertad.

Los padres de Sofía prefirieron creer en la inocencia de Urrutia, que según el abogado de la familia, Francisco Ibarra, podría recuperar su libertad por “falta de mérito”. Sin embargo, Ibarra sostuvo que más allá de su liberación o no, “el objetivo es saber qué es lo que le ocurrió a Sofía”. Por eso, destacó como “positivo” que las investigaciones se hayan centrado en el lugar de la desaparición y apuntó sobre la necesidad de “reforzar el causal probatorio”. Además, Ibarra indicó que con las investigaciones en el camping “se encontraron pruebas de restos de sangre y pelos que tienen que ser analizados” y adelantó que “están concedidos la autorización y el personal técnico que esta semana debería comenzar a estudiar el terreno con georradares para realizar un escaneo de la superficie en busca de cualquier tipo de restos”.

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