SOCIEDAD
› UN JOVEN DE 23 AÑOS MANDO A MATAR A SU MADRE
Una coartada muy preparada
El hecho podría haber sido un policial más: una mujer de 42 años fue asesinada en su departamento en la localidad de Balvanera de un tiro en la cabeza. El dato que cambió todo vino después: el instigador del hecho resultó ser su propio hijo adoptivo, quien contrató a un amigo para que matara a su madre a cambio de una vivienda y un poco de dinero. Ambos están presos.
El sábado último, a la madrugada, un joven se presentó en la comisaría sexta para denunciar que su madre, Rosa Santillán, una panadera de 42 años con la que vivía en un departamento de la calle Venezuela al 1900, había sido asesinada de un balazo en la frente mientras dormía. El hecho, en principio, no tuvo para los oficiales de guardia que se dispusieron a realizar las actuaciones del caso mayor relevancia.
Sin embargo, no bien comenzaron con los trámites, notaron que algo raro estaba pasando. El muchacho, de 23 años, acababa de ver muerta a su madre de un tiro en la cabeza, pero no se mostraba ni angustiado ni shockeado, como era de esperarse dadas las circunstancias, sino más bien nervioso, inquieto, buscando terminar cuanto antes con todo el papeleo.
Esto llevó a que los oficiales, sospechando de la versión que había dado el joven, comenzaran a indagar sobre cuáles habían sido sus últimos movimientos. Fue la famosa pregunta “dónde estuvo usted en el momento del crimen” la que destapó la verdad y les permitió a los investigadores comenzar a resolver el caso. “Cuando le preguntamos dónde estaba cuando asesinaron a su madre, inmediatamente sacó de su bolsillo un papelito que mostraba que en ese horario había estado navegando en Internet en un locutorio. Evidentemente este chico vio muchas películas y tenía todo preparado. Pero lo que él no sabe es que en la realidad eso no pasa, nadie tiene en su bolsillo su coartada”, contaron a Página/12 fuentes policiales.
Acorralado y presionado por las preguntas policiales, el muchacho se quebró y contó la verdad. Como si las palabras le quemaran en su interior, relató toda la historia en menos de un minuto. Dijo que quería quedarse con el dinero que su madre tenía en el banco, alrededor de 20 mil dólares, y que pensó que la mejor manera era matarla. Pero que como él no se animaba, convenció a un amigo, con el que jugaba al fútbol, para que lo hiciera por él y le ofreció a cambio una vivienda y algo de dinero. Luego, el día del crimen, le entregó las llaves al asesino y se fue al locutorio a preparar su coartada. Después pasó por lo de un amigo y finalmente llegó a la comisaría para realizar la denuncia.
Obviamente, luego de esta confesión el muchacho quedó detenido y la policía comenzó a buscar la forma de dar con el paradero del asesino material de Rosa Santillán. Tras casi una semana de trabajos de inteligencia, lo encontraron ayer, en la localidad de Gregorio de Laferrère, en la intersección de la avenida Cazón y la ruta 21. Cuando lo atraparon, se largó a llorar y lo único que atinó a decir fue que la culpa no lo había dejado dormir. “La verdad, fuimos a buscar a un profesional y nos encontramos con un perejil, que había matado a una persona por una promesa en el aire de dinero y una vivienda. De hecho, es tan limitado que no sabemos si no lo van a declarar inimputable”, dijeron las fuentes.
Ahora ambos se encuentran detenidos en la alcaidía de tribunales a la espera de la resolución que tome el juez en lo criminal de instrucción porteño Enrique Velázquez, quien tiene que definir la carátula por la cual van a ser procesados los acusados.