Tres personas, armadas, entraron en la noche del miércoles pasado a la casa de una pareja de jubilados que miraba televisión. Para lograrlo, secuestraron a pocas cuadras al hijo del matrimonio, de 26 años, y lo acercaron en auto hasta su hogar en el barrio porteño de Villa Santa Rita, próximo a Villa del Parque. Mientras dos ladrones robaban en el primer piso, un secuaz se quedó vigilando al jefe de familia, Eduardo Sanssone, que se ofreció a darle algo de dinero que tenía guardado en un placard. El jubilado no sacó dinero alguno. Lo que guardaba en ese placard era una pistola 9 milímetros con la que hirió al ladrón que lo vigilaba y mató a sus dos cómplices. Ayer, fue trasladado a Tribunales, donde la jueza María Fontbona de Pombo deberá resolver si se trató de un doble homicidio o un acto de legítima defensa.

Aunque en el barrio se comentaba que Sanssone era un comisario retirado, una vocera de la Policía Federal aseguró a este diario que el dato era “negativísimo”. “Chequeamos todos nuestros registros y no figura, no es de la fuerza y tampoco es militar. Lo único que sabemos es que el arma estaba en regla, que el hombre manejaba bien las armas porque es un aficionado”, completó la fuente. El hombre, de 68 años, quedó shockeado tras el episodio y debió ser atendido en el hospital Vélez Sarsfield, donde está internado el ladrón herido.

Según reconstruyeron los investigadores, minutos antes de que secuestraran al hijo de la pareja a bordo de un Peugeot 206, robado, los delincuentes fueron por un joven de 14 años que reconoció el auto al verlo por televisión. “Tendrían veintipico de años y estaban tranquilos”, dijo el adolescente, al referirse a los delincuentes que lo interceptaron en Campana y Elpidio González, en el barrio Santa Rita. Cuando lo llevaron hasta su casa, muy cerca de allí, los ladrones vieron que sus padres estaban saliendo y optaron por cancelar el robo. “Me dijeron ‘zafaste guacho’ y me tiraron en un pasaje”, contó Jenko, quien reconoció ayer a los sospechosos en la morgue.

Eran las 22.45 y los tres delincuentes buscaron a su próxima víctima que, como el adolescente, caminaba rumbo a su casa en un barrio cercano a Villa Santa Rita. El hijo de la pareja de jubilados fue subido al auto a punta de pistola y allí le vaciaron la billetera. Luego lo obligaron a que los guiase a casa de sus padres en San Nicolás al 1600, esquina Camarones. Cuando llegaron los asaltantes, la pareja estaba viendo televisión. Bajo la amenaza de matar al hijo de ambos, los ladrones pidieron dinero y joyas.

Fue entonces que dos de los asaltantes, guiados por el joven que acababan de secuestrar en la calle, fueron al primer piso de la casa en busca de dinero mientras el otro se quedó con los padres. Sanssone tentó a su guardia prometiendo un dinero que tendría en un armario. De allí, relató un jefe policial ayer, “sacó una pistola Bersa calibre nueve milímetros que tenía guardada y disparó contra el delincuente”. Al escuchar las detonaciones, los otros dos ladrones, uno de ellos armado con un revólver calibre 22, bajaron y fueron recibidos a los tiros.

Los dos murieron en el acto, luego de recibir dos tiros cada uno. El tercero fue trasladado con un balazo en la espalda y otro en la cabeza al hospital Vélez Sarsfield. Tras oír los disparos, los vecinos alertaron al 911 e intervino el personal de la comisaría 43. El jubilado fue llevado a la seccional en calidad de “demorado”. Su pistola y el revólver de los delincuentes fueron secuestradas por orden de la jueza.

La magistrada, al frente del juzgado de instrucción 45, esperaba los resultados de peritajes balísticos y de las autopsias para resolver la situación de Sanssone. El ladrón, de 19 años, está en terapia intensiva. “Habla, traga y estamos evaluando una operación en la cabeza”, dijo anoche una médica del hospital.