SOCIEDAD › EL CASO DEL GINECOLOGO DE NEUQUEN DENUNCIADO POR ABUSO EN EL
Una mujer denunció que en una consulta fue víctima de roces inapropiados y comentarios de contenido sexual. Un juez lo sobreseyó.
› Por Mariana Carbajal
Uno de los ginecólogos más famosos de la ciudad del Neuquén fue denunciado por una paciente por abuso sexual en el consultorio. La mujer es profesora de la Universidad Nacional del Comahue, tiene 27 años, y se atiende con el médico desde los 14. Según relató en la Fiscalía General, el profesional le frotó el clítoris insistentemente mientras le preguntaba si se excitaba y le hacía otros comentarios de alto contenido sexual que no tenían ninguna relación con el motivo de la consulta. El profesional fue absuelto rápidamente por el juez de instrucción en lo Criminal y Correccional No 1, Mauricio Zabala. En un fallo polémico, el magistrado consideró que la joven pudo “malinterpretar” las “maniobras médicas” y la culpó por no haberle puesto límite al señalar que “pese a su sensación de víctima de abuso y pese a la confianza de años, nada dijo a su médico ni tuvo la mínima voluntad de poner coto a la situación”. La sentencia fue recurrida por los abogados de la joven y el viernes la Cámara de Apelaciones de Neuquén revocó el sobreseimiento y ordenó que se reabriera la investigación.
El caso aborda una modalidad de abuso sexual que sufren mujeres de la cual casi no se habla. La denuncia de A. R. conmueve a la sociedad neuquina: el acusado atiende a las mujeres de las familias más acomodadas de la capital y fue hasta hace pocos años jefe de Servicio en el Hospital de Ginecología del Hospital Casto Rendón, el más importante de la ciudad. Durante la instrucción de la causa, se produjo un allanamiento en el consultorio y se secuestraron decenas de fotografías de mujeres desnudas, que habrían sido sacadas por el profesional a sus pacientes. En el marco de la instrucción judicial, una médica forense dictaminó que las tomas no tienen valor diagnóstico y ninguna justificación para la especialidad médica del denunciado. Otra joven que declaró en la causa dijo que a ella le sacó una foto cuando estaba totalmente desnuda porque el médico le dijo que tenía una pequeña malformación en una costilla (debajo de los pechos) y quería hacer una interconsulta. La interconsulta no aparece en su historia clínica. Llama la atención que el profesional no ofrezca una bata a sus pacientes para cubrirse mientras las revisa: según el relato de varias, siempre las dejaba desnudas. Página/12 consultó este aspecto con varios tocoginecólogos de la Ciudad de Buenos Aires y coincidieron en señalar que lo usual es dar una bata.
Tras la absolución en primera instancia, la familia de A. R. –como se nombrará a la joven para preservar su identidad– decidió dar a conocer públicamente el episodio en Neuquén. Página/12 conversó con ella en un bar de la capital provincial. “Me afectó y mucho más de lo que hubiera siquiera imaginado..., es una irrupción tan grande en la vida cotidiana que desarma absolutamente todo”, dijo, sobre el impacto que tuvo el acontecimiento en su vida. El hecho –indicó– ocurrió el 25 de febrero por la tarde, en el consultorio privado que el médico tiene en el centro de la ciudad. Un día después lo denunció en la Fiscalía General y de Coordinación. A. R. siente temor. “Aunque desde el primer momento decidí que esto tenía que ir a la Justicia, tuve mucho miedo..., un miedo que a veces es inexplicable y otras veces es muy concreto: a salir sola a la calle, a que nos sigan, a que tomen represalias con mi familia. Por todo el apoyo que tengo es que el miedo nunca me paralizó, el miedo se tornó potencia e hicimos muchas cosas productivas. Es el mismo miedo que hace que muchas otras mujeres no se animen a denunciarlo, por el apellido y las influencias de este hombre, por miedo a perder el trabajo, a la exposición pública”, describió.
Además de su familia, A. R. cuenta con el respaldo de la Colectiva Feminista La Revuelta. Conocida en la provincia por su larga trayectoria en la defensa de los derechos de las mujeres, la organización viene realizando en los últimos días diversos escraches al ginecólogo, en los que participó también el padre de la joven, profesor universitario en la Facultad de Ingeniería de la UNCo, y la madre, que era paciente del médico desde 1974. Uno de los escraches se realizó durante el Congreso Patagónico Internacional de Medicina, que tuvo lugar en la capital neuquina, entre el 30 de noviembre y el 3 de diciembre, y adonde tenía previsto concurrir el profesional. “El fallo absolutorio es indignante: plantea expresamente que la joven sería culpable por no haber puesto coto al abuso sexual”, objetó en diálogo con este diario Ruth Zurbrigen, activista de La Revuelta. Sobre los abusos sexuales en los consultorios médicos poco se habla, comentó Zurbrigen. Para concientizar a las mujeres, La Revuelta elaboró afiches que pegó en escuelas, facultades y otros ámbitos (ver aparte).
A la joven A. R. la patrocinan legalmente los abogados Ricardo Mendaña y Gustavo Palmieri, el mismo equipo que representa ante la Justicia a la familia del docente Carlos Fuentealba, asesinado durante una manifestación por la policía del ex gobernador Jorge Sobisch.
Desde que su caso se conoció en la sociedad neuquina, A. R. conoció a otras mujeres que se acercaron a ella para contarle que también habían sufrido algún tipo de abuso sexual en el mismo consultorio. Una de ellas, docente de la Facultad de Medicina, en la Cátedra de Bioética, después de hablar con A. R. decidió denunciarlo ante el Colegio Médico de Neuquén. La entidad todavía no se pronunció.
En la apelación, los abogados de A. R. cuestionaron que el juez Zabala haya dispuesto “sobreseer total y definitivamente” al médico sin haber escuchado a la joven ni siquiera una vez y que haya considerado que ella “malinterpretó” las acciones del profesional. Tampoco tomó declaración al médico. Mendaña y Palmieri objetan la particular apreciación que tiene Zabala sobre el delito de abuso simple. En su fallo plantea que es un delito que requiere que el autor procure un “desahogo sexual sin alcanzar la cópula y exige tal finalidad en el obrar del agente”. Y más adelante sostiene que “si el autor no persigue tal objetivo, no podrá nunca cometer el delito de abuso deshonesto”. La sentencia fue firmada el 5 de octubre.
La Cámara de Apelaciones del Neuquén, integrada por Héctor Rimaro, Walter Richard Trincheri y Daniel Gustavo Varessio, falló el viernes a favor de A. R. y ordenó reabrir la investigación.
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